Calle Fuencarral

La gente de pueblo, como Diego y yo, solemos ir de vez en cuando a la capital para hacer compras. Hoy concretamente queriamos comprarnos un par de camisas, quizás unos zapatos y si se terciaba y se daba bien unos pantalones. Así pues, con cierta emoción por la novedad que la gran urbe nos imponía nos dispusimos a ir al centro de la moda en Madrid, a los barrios más estilosos, multirraciales y variados sexualmente que se puede encontrar, los barrios de Chueca y Malasaña y más concretamente a la calle que los divide, Fuencarral.



Con lo que despues de haber nadado 3.800 metros y con la tranquilidad y el embotamiento que deja semejante sesión natatoria, a eso de las cinco nos dispusimos a la aventura. Para el profano en estas lindes, y nosotros lo somos y seguiremos siendolo siempre, dicha calle es un zoo humano como diria Desmond Morris. Así, a bote pronto y de memorieta, podría decir que la calle Fuencarral no mide más de un kilometro desde que en Gran Vía inicia su andadura y así en a penas quince minutos puedes encontrate todo tipo de faunas, escaparates, personas y personajes.


Por lo que os podreis imaginar lo que hemos comprado Diego y yo... nada!!!. Y es que era imposible, cuando no aparecia un tio con los pantalones por las rodillas, era una tia con los pelos en punta que iba hablando con un tipo con traje y con zapatos de piel de serpiente, sin olvidarnos de los escaparates de pelucas, las saunas gays con fotos de mozos depilados con más horas de gimnasio que Indurain de bici.

Por lo que nos hemos limitado a pasear y a disfrutar, como autenticos paletos absortos ante la pluralidad de formas, de seres y enseres. Y es como mola no trabajar entre semana, como mola poderte dar el gustazo de ir sin tiempo y tranquilamente a pasear al centro porque no vives en él, no trabajas en él y lo ves como una diversión, una anecdota y una contaminación de otras formas de vida, ni peores ni mejores, simplemente diferentes.



Y así poco a poco y un té, hemos hecho la tarde. De repente me he acordado que el móvil tiene cámara y mi vena fotera ha salido a relucir... sin falta tengo que comprar una cámara pequeña para llevar siempre encima, así este blog será más parecido a lo que yo veo y siento de verdad.