miércoles, 30 de diciembre de 2009

Así vi y viví el 2009

Enero


Febrero



Marzo


Abril (Elche)


Mayo


Junio (Zarautz)



Julio (Roth)





Agosto

inspiración esquiva


Septiembre








Octubre (y llegó Ámbar)






Noviembre





Diciembre




Esta la he puesto porque es una de las más bajadas !!!!!


Hay más pero esta es una selección de lo que aquí colgué.


FELIZ AÑO A TOD@S

domingo, 27 de diciembre de 2009

Religión, el gen de Dios.

El Vasco me dijo una vez que no era buena idea hablar en los blog de política, sexo o religión. Enrique, consejero prudente que no suele dar ejemplo de su credo, me dio un sabio consejo al que por supuesto yo he hecho caso omiso. Y no lo he hecho ni por rebeldía, imbecilidad o imprudencia, bueno vale, de esto último seguro que hay. Si no porque, no me negareis que dichos temas son a partes iguales, controvertidos, polémicos, extremistas en ideales y por lo tanto y según el prisma y el ojo que lo observa tremendamente divertidos.
Desde que casi tengo uso de razón me ha encantado divagar. Acumalar conocimientos, hacerlos míos, transformarlos a mi entendimiento y discutir sobre ellos. Y fue la religión el primer debate interno y externo que me llevó a la polémica. Conmigo mismo, mi familia y pensares diferentes que irritados por mi manera de creer motivaron las primeras notas sin remitente en forma de amenaza. Reconozco que aquello fue el primer acto no sexual que me puso como una autentica moto.

El descubrimiento de la filosofía supuso un cambio radical en mi forma de entender el mundo que me rodea y en la manera en la que mi mente desarrolló mi actual pensamiento. Dejándome claro en la actualidad mi creencia más absoluta a lo no existencia de ninguna deidad, creador o motor principal. No creo en Dios, no creo que tengamos un alma que nos haga diferentes o especiales a cualquier ser vivo de este planeta y por supuesto, no creo que seamos la imagen y semejanza de nada y lo único que posiblemente compartamos con otros seres es que estamos vivos y hoy y ahora mismo, viajamos a toda velocidad en un pedazo de roca y agua por un universo inmenso, posiblemente finito y quizás regido por las leyes que unos sabios en los últimos siglos explicaron.

Pero al fin y al cabo, ésta mi creencia, no es más que eso, una creencia más. Apoyada en un conocimiento adquirido y que para mi se sostiene en unos pilares que dan veracidad a mi pensamiento. No obstante, si bien es más demostrable que otra digamos más espiritual, como más adelante veremos, merece ser de igual manera respetado cualquier otra manera de creencia, por muy opuesta o divergente que sea.

Pero la ciencia, la religión del siglo XXI, intenta explicar qué le ocurrió a aquel antepasado humano que comenzó a creer en los dioses? ¿Por qué nuestra especie tiene esa especial tendencia a la fe religiosa? La ciencia, especialmente la neurología, ha entrado de lleno en la búsqueda de respuestas dentro del cerebro, que por el momento son muy complejas. Mucho se ha avanzado desde que el anatomista Franz Gall, a principios del siglo XIX, dijera que había encontrado el órgano de Dios en el cuerpo, lo que le valió la condenación eterna.

Ahora, muchos investigadores prestigiosos están convencidos de que las redes neuronales están detrás de esa tendencia a la espiritualidad, que es innata y que se ha repetido en todas las culturas y civilizaciones. Si hace unos años, el biólogo americano Dean Hamer aseguraba haber hallado el gen de Dios, ahora investigadores del Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos en Bethesda (EEUU) han revelado las zonas del cerebro que se activan con la fe religiosa, que son las mismas que los humanos empleamos para comprender las emociones, los sentimientos y los pensamientos de los demás. Este último trabajo, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), sitúa el área religiosa en el lóbulo temporal y en el frontal, lo que indicaría, según el neurólogo Jordan Grafman, que juzgamos a Dios utilizando los mismos mecanismos que a otras personas y que, como creencias que se transmiten entre generaciones, entrarían en la memoria, la imaginación y la empatía. El cerebro creyente.

Ahora bien, ¿por qué se cree en algo de lo que no existe constatación? Algunos científicos apuestan por la idea de que el cerebro está organizado para que podamos creer. Otras hipótesis defienden que la religión surgió como una adaptación evolutiva que hizo que los genes que la facilitaban se transmitieran y prosperaran: habría ayudado a formar grupos sociales cohesionados y a proporcionar consuelo en las desgracias. Así lo cree el psiquiatra Francisco J. Rubia, autor del libro 'La conexión divina'. «El origen de la espiritualidad, que no de Dios, fue multifactorial. Influyeron los sueños, en los que el individuo viajaba sin mover el cuerpo, dando lugar a la idea del alma, y también la predisposición a la dualidad, porque el cerebro está organizado para ver el contraste, como es la luz y la oscuridad, lo finito y lo eterno, lo real y lo imaginario. Todo ello unía al grupo», argumenta. Sin embargo, algunos antropólogos, como Scott Atran, de Michigan, consideran que «religiones que hablan de paraísos tras la muerte no hacen mucho por la supervivencia en el aquí y ahora».

Paul Bloom, psicólogo de Yale, busca la explicación fisiológica. Argumenta que el cerebro tiene dos sistemas cognoscitivos: uno se encarga de las cosas vivas y otro de las muertas, uno se ocupa de la mente y otra de los aspectos físicos (el dualismo del que habla Rubia). Sería la explicación de por qué abandonamos el cuerpo en los sueños o en proyecciones astrales. Es la misma dualidad que prepara al cerebro para conceptos como la eternidad, la vida después de la muerte. Y añade que pensar en experiencias al margen del cuerpo, espirituales, «está a un paso de la creación de los dioses». La búsqueda de causas Pero, ¿bastan esos dioses para dar lugar a la religión? Deborah Kelemen, de la Universidad de Arizona, añade a este cóctel el sentido de la causa-efecto, es decir, buscar un propósito o un diseño para todo, algo que surgió por mera supervivencia (un ruido puede ser un depredador) y que el cerebro extrapola a lo demás: todo tiene un porqué.

«La religión es un artefacto ineludible del cableado de nuestro cerebro», asegura Bloom en la revista 'New Scientist'. Incluso los ateos y agnósticos tendrían tendencia a pensar en lo sobrenatural. Según Rubia, en estos casos la espiritualidad innata se deriva hacia otras cuestiones, como la naturaleza. «Siempre se buscará porque produce endorfinas, y por tanto placer, pero las experiencias místicas pueden no ser religiosas», asegura. De hecho, Atran lo llama «la tragedia de la cognición»: «Los seres humanos pueden anticipar el futuro y concebir su propia muerte. Cuando los procesos naturales del cerebro nos dan una salida, la cogemos, claro», argumenta.

Luego, ¿la religión es un subproducto de la evolución del cerebro humano o fue seleccionada para la supervivencia del grupo? El evolucionista Richard Dawkins considera correctas ambas premisas. Por un lado estaría el adoctrinamiento que se recibe del grupo, y que se acepta para no ser rechazado, pero por otro la predisposición cerebral a creer en seres invisibles, que se concretan en los de los padres. La relación religión y cerebro va, incluso, más lejos. El psiquiatra español Rubia recuerda que hay una epilepsia que afecta al lóbulo temporal y activa la religiosidad por una descarga de neuronas. «Los chamanes eran personas que entraban en éxtasis y algunos sufrían esa enfermedad. Desde antiguo eran quienes hablaban con los muertos y curaban, seguramente por poderes psicosomáticos más que otra cosa».

Más recientemente la edición del 26 de Noviembre del New York Times publicada en El País, exponía en la misma línea ideológica un artículo del divulgador científico Nicholas Wade. Wade iniciaba el artículo con la noticia del descubrimiento en el valle mexicano the Oaxaca, de pruebas de una transición fundamental en el comportamiento religioso. El registro empieza con una sencilla pista de baile, el escenario de las danzas religiosas comunitarias que celebraban los cazadores-recolectores hacia el año 7000 AC. De ahí se pasa a los santuarios del culto a los ancestros que parecieron tras el comienzo del cultivo del maíz en torno al año 1500 AC y que dieron paso, en el año 30 DC, a los sofisticados templos orientados en función de parámetros astronómicos de un inicial Estado arcaico.

Éstas y otras investigaciones ofrecen una nueva perspectiva de la religión, una que pretende explicar por qué en las sociedades ha habido comportamientos religiosos en cada etapa de su desarrollo y en cada región del mundo. La religión tiene el sello característico de un comportamiento que ha evolucionado, es decir, que existe porque se ha visto favorecido por la selección natural. Es universal porque estaba integrado en nuestros circuitos neuronales antes de que la población humana ancestral se dispersara a partir de su tierra natal africana.

La idea de que la religión evolucionó porque confería ventajas esenciales a las primeras sociedades humanas y a sus sucesores no es especialmente bien recibida por los ateos. Si la religión es necesaria para la vida, es difícil presentarla como algo inútil.

Para los creyentes, puede resultar inquietante pensar que la mente se ha adaptado a creer en los dioses, ya que la existencia real de lo divino podría parecer entonces menos probable.

Pero la visión evolutiva de la religión no presenta necesariamente una amenaza para las creencias ni de unos ni de otros.

El hecho de que el comportamiento religioso se haya visto favorecido por la selección natural ni demuestra ni niega la existencia de lo divino, según Wade. Para los creyentes, si resulta aceptable que la evolución ha dado forma al cuerpo humano, ¿por qué no también a la mente? Lo que la evolución ha hecho es dotar a las personas de una predisposición genética a aprender la religión de su comunidad, igual que el idioma. En ambos casos, es la cultura, y no la genética, la que luego aporta los contenidos que se aprenden.

Es más fácil fijarse en las sociedades de cazadores y recolectores para ver cómo la religión podría haberse conferido una ventaja en su lucha por la supervivencia. Sus rituales hacen hincapié no en la teología sino en las intensas e interminables danzas comunitarias. El movimiento rítmico prolongado produce una gran sensación de exaltación y de unión emocional. Los rituales también solucionan disputas y reparan el tejido social.

La población humana de hace 50.000 años vivía en pequeños grupos igualitarios sin jefes ni dirigentes. La religión les servía de gobierno invisible. Unía a las personas y hacía que se comprometiesen a poner las necesidades de su comunidad por encima de sus intereses particulares. Por miedo al castigo divino, la gente seguía las normas de autocontrol en su relación con los demás. La religión les daba valor para entregar sus vidas combatiendo contra los extraños. Los grupos fortalecidos por una creencia religiosa se imponían a los que no la tenían, y los genes que empujaban a la mente a seguir el ritual se convertían en universales.

En la selección natural, los genes que permiten que sus poseedores tengan más descendientes que sobrevivan se vuelven más frecuentes. La idea de que la selección natural pueda favorecer a los grupos, en lugar de actuar directamente sobre los individuos, es enormemente controvertida. Aunque Darwin propuso la idea, la opinión habitual entre los biólogos es la de que la selección de los individuos erradicaría el comportamiento altruista mucho más deprisa de lo que la selección a escala de grupo podría favorecer.

Pero la selección del grupo ha contado últimamente con dos importantes defensores: los biólogos David Sloan y Edward O. Wilson, quienes sostienen que dos circunstancias especiales de ka evolución humana reciente han conferido a la selección del grupo mucha más ventaja de la habitual. Una es la naturaleza enormemente igualitaria de las sociedades de cazadores -recolectores, que hace que todo el mundo se comporte de forma parecida y da más oportunidad a los individuos altruistas de trasmitir sus genes. La otra es la guerra continua entre grupos, que intensifica la selección a escala de grupo para favorecer comportamientos beneficiosos para la comunidad como el altruismo y la religión.

Según esta nueva perspectiva, la tendencia a aprender la religión de la propia comunidad quedó tan firmemente implantada en los circuitos neuronales humanos, que la religión se mantuvo cuando los cazadores y recolectores empezaron a establecer comunidades sedentarias hace 15.000 años. En las sociedades jerarquizadas y de mayor tamaño, posibles gracias a la vida sedentaria, los dirigentes adoptaron la religión como su fuente de autoridad. La religión también se aprovechó en tareas como la agricultura, que requería formas novedosas de trabajo y organización.

Se suele culpar a la religión por sus espectaculares excesos, por promover la persecución o la guerra, pero recibe menos alabanzas por su función básica de reparación del tejido moral de la sociedad. Pero quizás no merezca ni críticas ni elogios. Si se ve la religión como medio para generar cohesión social, son la sociedad y sus dirigentes quienes emplean esa cohesión con fines buenos o malos.

Como veis ambos artículos intentan explicar desde un prisma racional porqué el ser humano a viajado en el tiempo de la mano de creencias religiosas en tantas regiones del planeta que se hayan asentado sociedades humanas.

Por mi parte sólo me quedan dos opciones, o creer a unos o creer a otros. Es decir, mi mente en función a su código genético elegirá la opción para la cual esté más predispuesta. Fe o ateismo. Por un momento quiero abrazar la Fe y así sentirme libre de mi código genético. Más mi mente manda y me empuja a creer en la ciencia, esa nueva religión para quienes no nos queda más remedio que creer en aquello que otros descubren.
Nota: los parrafos en cursiva han sido copiados. El primero pertenece a un blog de la comunidad del Pais, escrito por ccortesamador el 25 de Agosto del presente año. El segundo como se decribe en este post, a la edición escrita The New York Times para el País, escrito por Nicholas Wade el 26 de Noviembre del mismo año.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ey!!! Troncos....

Qué pasa con vosotros!!!... tanto tri os está comiendo los sesos y yo mientras tanto no paro de crecer.
Pues eso, que me he pasado por aquí para ver como andáis de la azotea y para recordaros que según miráis el blog del prenda éste, a la derecha teneis un enlace al mío. No se habla de tri, no se habla de pajas mentales con tintes seudointelectuales, no se escriben chorradas al son de la música y lo que es mejor, casi nadie me deja mensajes de: que bueno eres, que majo, estoy de acuerdo, me ha gustado mucho... bla, bla, bla, no hay mensajes nada más que de Akela que entre sus paste-fotos y sus comentarios en los cientos de blog que sigue gasta más de Endesa que produce... bueno, también se pasa por allí la amiga Nutria e incluso la buena de Animablog... por cierto, he quedado segundo en un concurso organizado por ella ;-). Y ah!, en ese blog, no hay más chulo que el menda lerenda.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Cercedilla y su carrera de Navidad.

Ale, penúltima competición del año, carrera de Navidad de Cercedilla que para los que no viváis en Madrid, Cercedilla es una localidad de la sierra madrileña posicionada en un enclave increíble de pensar a escasos 50 km de la gran urbe.
EL caso es que a principios de semana tenía clarisimo que no iba a correrla, motivos: a cascoporro!!. Frio y madrugón principalmente, pereza casi crónica en todo lo referente a competis o entrenos y que coño, que lo que no tenía es ganas. Pero!!!, de repente me monté una película, primero, me apetecía ver el ambiente de la carrera de cani-cross, si además Raquel se animaba y también corría, tenía el presentimiento que lo iba a hacer bien y el pos carrera podía ser de esos que rematan la faena, comida de grupo de amigos en en el restaurante "El Cirilo" en las dehesas de Cercedilla.
Pues si, resulta que le voy a tener que dar la razón a Juanjo, después de días como hoy tendré que repetir una vez más.
Pero y de la carrera qué. Este es el resumen: kilometro pa´ abajo a toa ostia, cinco pa´ arriba, uno pa´ abajo, otros dos pa´ arriba, siendo el último una tremenda putada y el resto hasta casi doce, too pa´ abajo. Si a esto le añades cinco grados bajo cero y que el mismísimo Abel Antón se ha dado una leche tremenda delante mía en la última bajada, no he tenido tiempo de aburrirme un sólo segundo. 57 minutos exactos a una frecuencia cardiaca media de 169, es decir, me he apretado pero no me he ahogado, que es lo que quería.
Nota a parte ha sido Raquel, que se ha permitido el lujo de ganar a experimentadas corredoras de montaña y a alguna que otra ilustre del triatlon que supongo, se tomó la carrera como preparación... o no.
Y que más en la carrera... pues he visto gente que hacía tiempo no veia y eso siempre es un placer, a Tomás, estupendo corredor de raid con el cual corrí el año pasado en Colombia. A Aure, si, ese que gana casi todo lo que corre menos cuando es corta como está y está Jesús de la Morena por medio, a Jaime Menendez de Luarca, mira que es majo este tio, un ilustre de curro triatletico que no pierde el enfoque y el placer del disfrute, estupenda salida con él y a Fernando, co-organizador de la carrera y periodista de motor exprés y con el que hice amistad el año pasado en Colombia, menudo personaje ;-).
En fin, jornada para enmarcar... si, si, si.
Ale majos, feliz Navidad y mejor semana.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Por escribir que no quede.




A veces para escribir sólo basta sufrir. Es la nostalgia sentimiento impío que hurga dentro del corazón y sangra aquello que oculto. Resuella al penar.
Pero a falta de pena, bien vale una melodia para evocar momentos pasados dónde el sufrimiento acampaba libre en un corazón que hastiado de dolor tomaba a aquella como alimento flaco.
Lisboa, déjame soñar una vez más con la voz de Mariza tiempos en los que mis ojos volaban a parajes lejanos, tiempos en los que la ilusión nublaba la vista... cantos de otro hombre que ahora añora ser niño.
Busca siempre el horizonte, levanta la mirada del suelo y eleva un poco la vista, quizás entonces dejes atrás tus pesados pasos. Mi boca siempre independiente, deja escapar una leve sonrisa recordando al otro hombre, aquel que un día creyó que lo imposible era un reto y que el mundo era un sueño.
Inspira....... expira. Basta el aire de un globo inflado por un niño para llenar el hueco dejado por lo perdido en el tiempo. Tiempo, ese es el ladrón, solo ese. Tridente mágnifico, pertinaz en su pasado, imprevisible en su presente e imposible en su futuro.
Escucha a tu cuerpo hoy aquejado de quiebros y retuerzos. Siente como te habla y susurra con más o menos delicadeza que el tiempo maldito no para pero si fustiga. Acariciate y cuentame si lo que palpas es tu envoltorio o el recuerdo de tu camino porque el mio es un pergamino retorcido por el puño de mi corazón a veces castigado y hoy mimado.
Y aquí os digo, amigos, que el pasado, el presente y el futuro son espacios infinitos, perpetuos participes de nuestras vidas, carceleros de nuestros sueños, testigos de victorias y derrotas e implacables en su empeño.

domingo, 6 de diciembre de 2009

...

Y si te miro a los ojos, justo al entrecejo revoloteando entre tus ojos y te digo: ¿y qué?. ¿Tú qué me responderías?.
Y si después de mirarte y remirarte, dudo, me paro y veo solo mi reflejo... ?.
Y... sin querer, sin pensar, sólo sentir, descubro que ya no puedo, que ya no es tiempo, que nada queda, que todo fuiste y que hoy ya no... entonces y por tú culpa, sólo tuya, tú que sin ti hoy no viviría, hoy yo muero.
Maldita vida, maldita muerte, explícame si puedes como sino dos personas tan iguales se dieron tan poco, hablaron menos, recelaron más y hoy, si hoy, una llora.

Tu nieto.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La frase del momento.

Yo que he vivido la transición de potorritos peludos a potorritos pelados, no acabo de entender la actualidad de nuestros días.

Fdo.: uno que se acerca a los cuarenta.