lunes, 31 de mayo de 2010

Reto conseguido!!!

A veces los retos no son populares, y sino mirar aquí y veréis como no es necesario ir donde va todo el mundo para cumplir un sueño, y a veces incluso tus retos los tenías en mente, era un simple deseo y ni siquiera sabías que ese sería el que diera sentido a una temporada de reniego y astío porque lo que querías estaba en ti, esperándote.
Llevo unos años quejándome de lo mucho que he perdido en la carrera a pie. Nunca he sido un portento del runing, esa es la verdad, pero en otros tiempos (algunos muy lejanos), era capaz de gestas que hoy se me antojan impensables. Por eso cuando inicie la temporada mi primer objetivo era ganar velocidad y fijarme especialmente en esta especialidad. En eso estaba Quino hasta que decidí dejar los entrenamientos guiados por lo que la idea de mejorar mis tiempos se alejaba como las ganas de hacerlo.
Pero quizás desprenderme de cargas y entrenar para mi, que es lo que más deseaba desde hace ya un tiempo, me ha restado peso y hoy en el breve tiempo de 2 minutos y 56 segundos he disfrutado y sufrido como hacía tiempo que no hacía... es lo que tienen las balas, que matan su velocidad, no su tamaño.
Ayer tuvimos una jornada dura y bonita de bici. 140 km subiendo el puertecillo del Atazar. Por fin un día que hemos ido con ritmo digno de nuestras características. Anoche estaba tan cansado que la idea era nadar hoy después del paseo con Ámbar. Sin embargo, dormí de un tirón durante ocho horas y recuperé como no siempre consigo. Así que a eso de las doce y media tomaba rumbo a la pista con idea de hacer entre 4 y 6 miles y algún que otro progresivo porque una cosa es no tener objetivos y otra es, no disfrutar como yo entiendo que se disfruta haciendo lo que más me gusta, entrenar.
En la pista además de un servidor estaban una quincena de chavales de unos 14 años, acompañados por su profesor. Sin pensarlo en exceso inicio mi primer mil, sorteando a los chavales que al parecer iban terminando su entrenamiento. 3:20. Bueno, no está mal, pulso medio 175 pulsaciones. Parece que las series, sin orden ni concierto, que he ido haciendo estos últimos meses van dando sus frutos.
Mientras recuperaba, un chaval increpaba a su profesor invitándole a correr como hacían ellos. Por un momento me he visto reflejado en otros tiempos y sin pensar( muy dado en mi), me he metido en la conversación sugiriéndole que él ya no tenía que demostrar a nadie cuanto corría o no. Y de repente me he visto en una encerrona tremenda que ha resultado ser magnífica:
- Profe puedo correr una vuelta con él?. Refiriéndose mi.
- Y yo profe, puedo yo también?... joder, la estamos liando, serán cabrones estos enanos.
El profesor me mira de reojo y le hago una mueca como diciéndole, venga, que se le va a hacer.
- Venga, me parece bien, pero en vez una vuelta cada uno, mejor media y si conseguís ganarle os pongo un sobresaliente. Tenéis que tocaros la espalda para pasaros el relevo... me van a sacar los ojos.
- Bien, bien, yo primero. Ante mi un chaval que no llegaba al 1:40, posiblemente peruano y sin el menor gesto ni acento de su pais, es decir, español de toda regla. Pero el peligroso no era él, el peligroso era un chavalin delgado y fino que a todas luces parecía el jefecillo del grupo. Era peligroso porque correría en la segunda parte y porque no tenía pinta de dejarse vencer facilmente.
- Bueno, estáis listos?. Pues adelante.
Acababa de estabilizarme en 120 pulsaciones y era el momento de salir. El ímpetu de la edad invita a mi contrincante a ponerse a mi par, craso error. Esto es meter rueda en toda regla. Aún así me noto ligero aunque las piernas me recuerdan un poco la bici del domingo y a eso de los 150 metros el ímpetu se desinfla quedándose a unos diez metros mios. El relevo está llegando a su posición cuando le alcanzo. Se olvida de que tiene que tomar el testigo de su compañero pero yo no tengo voz ni ganas para recordárselo, voy a 188 pulsaciones. El cabroncete me aprieta y se pone unos centímetros por delante de mi. Me gusta, siento que tengo un par de puntos más que dar pero recuerdo que lo mio no acaba en doscientos metros porque yo voy a por las dos vueltas, voy a por el mil.
En la recta de gradas vamos a la par. Él salta como una gacela y yo me veo como el antílope pesado y curtido en mil batallas. Me gana por el flequillo y levanta los brazos. Miro el reloj: 1,12. Esto va a ser duro.
Siento como el lactato entra a raudales en todo mi cuerpo, me pesan los hombros, y las piernas se agarrotan, estoy en 190 pulsaciones, venga va. 1:44. He llegado tan roto que al terminar he dicho, vaya mierda vuelta sin darme cuenta de la suma y del tiempo fina. Felicito a los chavales y se me arremolinan alrededor preguntándome cuantos días entreno, si siempre he corrido, en fin. Y de repente, según me despedía caigo en la cuenta. Joder, he bajado de 3 minutos. Hará lo menos ocho años que no lograba hacerlo, es más, lo he corrido fatal, totalmente descompensado y sin mantener un ritmo coherente. Lo ideal es correr la segunda vuelta más rápida que la primera.
Corro un tercer mil pero me voy a 3:45. Se que lo que haga hoy ya no va a llevarme a mejora alguna, por lo que tomo rumbo a casa contento y con una sonrisa interna. Este es mi reto y es sólo mío. Por esto hago deporte, por estos momentos y por estas sensaciones. Ahora que me he desligado un poco de una corriente que me llevaba a donde yo no quería vuelvo a encontrarme con la forma de entrenar que siempre he etendido y hecho a la hora de practicar deporte.
Cuando hace diez años retomé la competición me embargo un sentimiento de aventura y desafío el cual me ha llevado a recorrer varios países y conocer a personas maravillosas por el camino pero también me había imprimido una obligación que me tenía aprisionado. Se que con los años, recordaré estas carreras pero también momentos como estos y otros que he vivido en cierto bosque o en nuestra querida sierra de Guadarrama. En días anónimos, sin fecha y por supuesto sin aglomeraciones pero si con amigos, a veces de dos patas y casi siempre con uno de cuatro. Y sabéis qué, dudo que con el tiempo, las gestas multitudinarias resten cariño y recuerdo al día a día con sus pequeñas anécdotas y sus pequeños retos.

domingo, 30 de mayo de 2010

Entrenando en La Pedriza

En algo menos de un mes me voy a acompañar a Antonio de la Rosa a otras de sus aventuras, esas que a penas nadie se entera y que sin embargo sólo él puede hacer. Al igual que hizo en el verano pasado en las Islas Canarias, lo hará ahora en las Baleares, sólo que esta vez lo hará en tan sólo un fin de semana. Cruzará todas las islas, subirá a la cota más alta y las unirá, esta vez, en una especie de embarcación tipo a las de Polinesia, pero de carbono y muy, muy futurista.
Yo tan sólo podré acompañarle en acompañamiento de esfuerzo en los tramos a pie pues por logística no podré llevar la bicicleta de montaña. Y la idea es además hacerle el reportaje fotográfico, trabajo que compartiré con Miguel, el hermanisimo del Chulo... y entre nosotros, que bien!!! así no voy preocupado por que la cague y se vaya a casa sin fotos de verdad, que una cosa es divertirse haciendo fotos y otra hacerlas de verdad como hace Miguel.

Y claro, para ello debo estar en forma, por lo que me subí a la Piedra a dar la vuelta al Yelmo cargado con una cámara, dos ópticas y un trípode. Unos cinco kilos adosados en una mochila riñonera que ha resultado comodísima y super eficaz.

No me cansaré de repetirlo, subid por favor, os encontrareis vistas como las de arriba, composiciones imposibles de piedras en equilibrio y como no, naturaleza revolucionada como este año está siendo menester.

Con suerte veréis cabras no demasiado esquivas.

Y si coincidimos, incluso os presentaré al de abajo.

O acaso creíais que no le ibais a ver hoy????






jueves, 27 de mayo de 2010

Primavera 2010

No recuerdo haber vivido una primavera tan intensa y cargada de matices como está siendo esta que estamos disfrutando.

También es cierto, que los largos paseos que estoy dando por el monte son paseo y no correr o montar en bici como he acostumbrado en los últimos quince años.

Y claro, el detenimiento y la velocidad implican mejor observación y por lo tanto mayor sorpresa, si cabe, de como está el campo este año.

Si además le sumamos que no hay día que no lleve colgada la cámara en ristre y aunque no soy un apasionado de las fotos de flores o insectos, es imposible no detenerse y escrutar con el cíclope lo que con un par salta a la vista.
Día a día espectadores absortos hemos contemplado el cambio visual de un monte que ahora deja escuchar cientos de cantos de aves, croar de ranas y algún que otro berrido de verracos esquivos.
Tal es el espectáculo que más de un enfermo por fiebre del heno, se atreve con mascarilla a pasear y no oler, miles de fragancias, ante sala del calor que nos prenderá de jara oleosa y pringosa.

Rojos, amarillos, verdes eléctricos, los mil colores del arcoiris están aquí. Formas romboides, trapezoides, si nos fijamos con detenimiento no hay flor, diente de dragón matojo de hierba que no siga un patrón fijo, como si un matemático hubiera diseñado sus formas a la perfección.

Es como si una revolución se hubiera apoderado del final de un invierno eterno que engendraba vida aletargada en espera de tiempos más cálidos.
Poco a poco, los tonos empiezan a tornarse en las longitudes del rojo, ámbar y amarillo para volver duro lo que hoy es flexible y suave.

Cierre de un ciclo que quizás sea el que más cambios sufre cual adolescente camino a la madurez veraniega.
Y me dejo de monsergas. Salir al campo y disfrutarlo, aunque tengáis que salir con mascarilla, aunque llueva o haga un sol de torrarse, salir y disfrutar.




domingo, 23 de mayo de 2010

Haciendo arte.

Shang Yue me decía en el anterior post lo que sigue: admiración por el esfuerzo pero...prefiero quedarme en el lado artístico de la ruta, soñando las imágenes y recreando las emociones.
A veces he pensado que esto del deporte no ha cambiado tanto desde su invención por parte de los griegos. Como quizás sepáis, lo juegos olímpicos en su inicio, en su inicio hace ya unos milenios, no sólo era el mejor el que corría más rápido o saltaba más lejos sino que la belleza con lo que lo ejecutaba contaba y mucho para la victoria final del atleta. Y es que quizás sin quererlo, la armonía en la ejecución de un disciplina deportiva también muestra al campeón. Digamos que la perfección, la dotación y el genio crean sin esfuerzo, arte. Y así me vienen a la memoria grandes atletas que hacían fácil lo difícil a la par que bello. Jugadores de fútbol como Zidane, de baloncesto como Michael Jordan o velocistas como Carl Lewis no solo eran los mejores sino que su forma de hacer eran increíbles expresiones artísticas, sin duda creaciones de genio.
El resto de mortales, menos dotados en lo divino y sobretodo en lo humano, de forma más torpe quizás pero de igual manera intentamos emular o mejor crear un estilo propio que nos caracterice y que nos distinga del resto a la hora de expresar nuestra pasión. Y para ello con más o menos gracia lo adornamos. Es en este apartado donde el triatleta se lleva la palma, conjugando y arriesgando en la indumentaria y en su caballo de batalla, la bicicleta.
Creo que aunque inconscientemente, el deporte es una expresión artística más. Sutil, torpe en muchos casos pero expresión. No solo corremos o montamos en bici, buscamos hacerlo eficiente y en consecuencia elegante, fluido y a compás de ritmos que nos lleven a victorias que en la mayoría de los casos no es sobre los demás sino sobre nosotros mismos.
Y es que quizás el deporte aune en estos tiempos que corren, muchas tareas que en otros tiempos se antojaban evocadoras de sueños y de gentes de miras más altas. Auna esfuerzo, aventura, arte y sobretodo ilusión y pasión desmedida. Lo grande es que cualquiera, en sociedades como la nuestra, puede por un momento sentirse héroe, artista y un tanto diferente por colgarse un dorsal y alcanzar un reto que el resto de los mortales cuando menos creerán difícil de conseguir.

jueves, 20 de mayo de 2010

martes, 18 de mayo de 2010

Diez.

Puede ser el verde de un campo, el recuerdo de una sonrisa o el olor a tierra mojada. El tiempo evoca sentimientos y la edad filtra la importancia de los mismos. Jodido el paso del tiempo, ya lo he dicho alguna vez, que a veces en el presente no te hace ser justo con lo que vives y sin entender, añoras el pasado, angustiado y un tanto perdido, dolorido pero en cierto modo esclavo de un sufrimiento que duele pero gusta, que atenaza pero también te invita a viajar a otros tiempos a otras tierras que dibujadas por tu mente encuentran una realidad distinta, si, pero realidad.
Y a veces, una melodía traidora me ahoga en pasados que nunca volverán, menos mal que ya lo entiendo y me entrego sin resistir a la melancolía. Sentimiento imprevisible difícil de evitar e imposible de explicar. Amargo y dulce a la vez retorcido en su esencia pero necesario para el alma, esa que a veces digo no existe y que si existe no vuela etérea sino vive en mi.
El tiempo te enseña que hubo otros tiempos y sin saber, cerrabas y abrías puertas de mundos diferentes. En ellos, gentes que otro tiempo fueron insustituibles se difuminaban para dar paso a otros que sin ser más o menos te inundaban de novedad. Ahora, quizás por el cúmulo de momentos, intuyo que es momento de cambio, momento de abrir y cerrar, de dejar marchar para algún día recordar con una angustia retorcida lo que hoy fue y nunca será.
Cierro diez años de mi vida, vaya si los cierro. Trágicos en su vivencia, apasionados, rápidos, inmensos. Nadie me enseñó a vivirlos, los vivo como soy y en eso soy excesivo, como en casi todo. No hay termino medio, o me entrego o huyo pero no a medias, así soy, que le voy a hacer.
Y en mi huida te miro a ti, del que tanto disfruté. Y a ti, que otra hora me buscabas y hoy ya no te siento. Y a ti que a pesar de odiarte te admiraba. Y a ti, que sin tú saberlo te observaba. Y a ti, y a ti y a ti también.

lunes, 17 de mayo de 2010

martes, 11 de mayo de 2010

Rutina, qué rutina.

Parece ser que entro en un periodo de trabajo vespertino en el cual habrá días como el de hoy en el que mi jornada empezará a las diez de la noche. Mucho tiempo para el demonio que diría mi madre. Tiempo atrás con tremendas planificaciones en post a un iron man o simplemente hacer tri, me llenaban de por si el día, pero ahora sin orden ni concierto en el devenir de mi día se como comienzo pero ni idea de como acabo.
Y así, esta mañana a eso de las nueve y media me he montado en la flaca con idea de hacer hora y media. En el viaje que este espacio de tiempo y espacio te impone, me he cruzado con algún que otro clásico y he conocido a una posible promesa del ciclismo femenino. No suelo hablar con gente desconocida a no ser que comparta kilómetros en post de un esfuerzo y esta niña, porque es lo que era, se ha ganado mi respeto aguantándome durante varios km a más de 40 km/h. Mónica con no más de 25 años, mexicana y sin problemas por la crisis ha decidido después de terminar relaciones políticas internacionales dedicar dos años de su vida a esto del ciclismo porque le apasiona y se lo puede permitir. Daba gusto oírla hablar con pasión, sin importarle demasiado el futuro inmediato (debe molar eso de tener pasta eh?) y decidida a triunfar.
Una vez me he despedido de Mónica he encarado mi bici de vuelta a Alcobendas por la carretera de Fuencarral. Poco antes de llegar a Telecinco he tenido que esquivar a un corredor que se estaba jugando la vida yendo en dirección contraria por dicha carretera y en una zona sin arcén. No merecería comentario si dicho corredor hubiera resultado anónimo pero el día estaba decido a ser cargado de anécdotas y José María Garcia, con muchos kilos de menos y misma estatura corría a ritmo entre vehículos conducidos por seguramente antes oyentes suyos.
De ahí a Valdelatas y que no me canso. De catorce años que llevo yendo casi semanalmente no ha sido hasta este año, que lo he paseado, cuando he empezado ha apreciar los matices y cambios que sufre en las estaciones. No sólo el color vive en constante cambio, también el sonido sigue la misma progresión al igual que el calor y la luz.

Y de esta guisa me volvía a casa, sin tiempo para llegar y salir corriendo con la moto a probarme un traje que me he comprado cuando un adolescente que se cree adulto por estudiar en la facultad no ha respetado un ceda el paso. Advertencia sonora y señal gestual de: que te den!!!. Vale, no vas a conseguir enfadarme, pero date prisa. Tienes prisa???, pues a 30. No importa, en un momento hay dos carriles y la mierda seat que llevas no me va a parar. acelerón y.... coño esto no cambia!!!!. A tomar por culo el embrague después de 140.000 km. Paciencia hermano, tan solo son las dos de la tarde.


Me ahorro la grua y paso directo a mi casa. Unas lentejitas y ponte a montar el riego automático de las jardineras de la terraza. Después de dos años, por fin ya tengo la terraza terminada y con tierra para poder plantar lo que me plazca. Después de treinta minutos y comprobar que me faltan algunas cosillas me pongo con las fotos de hoy. Tan solo quiero descargarlas en el disco duro pero como es uno de los momentos que más disfruto del día empiezo a liarme en revelados y análisis. Son las cinco y cuarto, Raquel no llega hasta las siete y creo que no es mala idea ir al gym.
40 minutos de gym y 15 de piscina después y me voy rumbo a casa que Raquel va a llegar y viene otro de los momentos del día, correr los tres juntos. La idea era irse a la Dehesa de Sanse y hacer una rutilla en BTT pero al quedarme sin coche lo dejamos por una vuelta rápida por Valdelatas que concluye con tres chulos conocidos de la mini audiencia bloguera, El Chulo, El Vasco y un personaje en busca de estatus social en esto de los deportes de larga.
Son las nueve de la noche y entro a las diez a trabajar. Hace algo más de doce horas queme puse en marcha y no retornaré a la cama posiblemente hasta pasadas las tres de la mañana. Esta es mi vida. Es curioso que nos fijemos más en los viajes soñados y un día realizados que el día a día a veces no carente de cambios sutiles o no, pero cambios.
Hace cinco minutos he visto a una nieta de Franco montada en una Onda Sadow y ataviada como un angel del infierno, curiosa parábola del destino que me introduce en la noche mientras espero a mi directo que quizás tú veas.