viernes, 30 de julio de 2010

Ya no soy triatleta.

Así es y así me siento. No pretendo aburrir al personal con mi perorata, un tanto pesada lo se, y deprimente de mis debatares triatleticos. Pero como el resumen de este último año no se ha caracterizado por la motivación, y el ansia competitiva con frac de proyecto, reto o ilusión, he decidido que, ahora si, YA NO SOY TRIATLETA.
En otros tiempos, en los que lo que pretendía es ser triatleta, se decía que sólo se era cuando el opositor lograba hacer un Iron Man. El título, según fuera el examinador, podía complicarse más aún y así hay quien decía que solo se alcanzaba dicho título si lograbas terminar en menos de once horas. Y siguiendo esa linde había quien se atrevía asegurar que sólo lo eras cuando logras correr en Hawaii.
Sin embargo, siempre creí que eras triatleta cuando te sentías a ti mismo así, triatleta, miembro de la tribu que en buena hora Davidiego tan acertadamente definió. No importaba que hubieras hecho, el tiempo conseguido o si simplemente habías competido o querías competir. Vivías por y casi para una pasión, una pasión que te llevaba a devorar kilometros, libros, páginas web, foros y revistas.
Por eso ahora, que leo blog´s triatléticos más por quienes los escriben que por lo que cuentan cuando hablan de triatlon, ahora que no habituo foros desde hace meses a no ser el de mi propio equipo. Ahora que mis entrenamientos van encaminados más al disfrute del día a día en vez de a una fecha. Ahora que mis medias en la bici han bajado tanto como han subido las temperaturas, ahora que corro a veces tres días seguidos para luego no volver a correr hasta cinco o seis días después y que me da igual lo que nade que nado igual que siempre, es decir, mal. Ahora que gasto más en fotografía, cenas o viajes que en bicicletas, suplementos nutricionales, trimonos y por supuesto competiciones. Ahora se, que ya no soy triatleta.
Y no es por joder ni despreciar, de verdad. El sentimiento ha surgido como el que se aburre de un trabajo o una carrera universitaria. Cierto es que siempre he sido un tanto reaccionario a las masificaciones o a las modas y el tri, ahora si, lo es. Ahora, al menos en Madrid, es fácil encontrarte en el carril más cabras que bicicletas ruteras. Resulta que aunque aún sea un deporte sin seguimiento de masas (y dudo que en España lo sea algún día), todo el mundo sabe de que va esto del triatlon y mira por dónde a mi tanta atención y gente en las competiciones me resta encanto, algo que en su día me cautivó.
Y por eso ahora ya no soy triatleta sino simplemente deportista que eso si, creo siempre he sido y hasta de los güenos, güenos. Me he pasado al deporte tri-salud. Resumiendo por ejemplo esta semana con un día de pesas al antiguo estilo vidrio aderezado con dos series de quince minutos de nado continuo. Seguido a este día con un día de trote por el bosque junto a Raquel y Ámbar terminando en series de jarras de medio litro de cerveza de a razón de cinco y sin recuperación. Continuado de un clásico Alcobendas-Soto-Alcobendas a una increíble medía de 26,5 km/h en buena compañía que diría aquel. Para llegar al cuarto día con cargo de conciencia y correr durante 50 minutos a ritmo de IM consiguiendo con ello tener las piernas por la tarde como el cuello de un cantaor. Para terminar hoy con media hora de trote con el perruco y una hora de BTT a casi 40 grados para calmar conciencia y encarar el fin de semana sin más pretensión que no separarme de Raquel más que para trabajar que como tantos otros toca.
Quizás algún día vuelvan las ganas, ojalá. Pero el presente es tan intenso y cargado de matices que no logro centrarme en otra cosa que lo que me acompaña sin condición ni más pretensión que eso, acompañarme. Curioso la verdad, la jaula del pájaro está por primera vez abierta de par en par y el pájaro que no veas si lo es, se encuentra a gusto jugueteando con la puerta y decorando barrotes tintados de oro.

martes, 20 de julio de 2010

Se me fue el corredor que llevaba dentro.

Serían las diez de la noche, la carretera iba cargada y en la radio estaba puesto Radio Nacional. A esas horas y después de más de tres horas de carretera la música me duerme y prefiero ir escuchando lo que sea, el caso es que hablen. Y hablaba el Mono Burgos. No soy futbolero y después de la marea Roja y pasar el momento de enajenación mental que todos hemos pasado, tan solo conozco a los cuatro o cinco futbolistas que andan siempre en el candelero. Sin embargo, el Mono, fue un tipo que siempre me gustó, por lo excesivo en su ser, por decir lo que pensaba y además con cierta sorna y gracia y por además saber hacer otras cosas que dar patadas a un balón; músico, ha llevado programas de radio e incluso, por su gracejo, showman televisivo.
Y en esa guisa iba yo escuchándole sin prestar mucha atención cuando el presentador le pregunto por su decisión de no aceptar la oferta del fútbol saudí y terminar sus días cargado de petrodolares. La respuesta fue corta pero para mi meridiana y a la vez con una belleza que sólo los hispano hablantes del otro lado del charco son capaces de describir. Más o menos así fue lo que dijo:
- Un buen día me pregunté que hacía yo jugando al fútbol. Hubo otros días que no veía el fin, que lo mejor del día era jugar. De repente ese día pensé que donde quería estar era con los míos, con mi mujer, con mis hijos y hacer otras cosas. Sencillamente, se me escapó el jugador que llevaba dentro.
Y me desperté. Salvando la distancia, eso es lo que me ha ocurrido a mi. Se me escapó el competidor que llevaba dentro. Cierto es que nunca he sido un gran competidor pero al menos sentía una ilusión , cada competición suponía un reto, una meta a traspasar. Ahora lo único que quiero es hacer lo que siempre he hecho, disfrutar con los entrenamientos. De nuevo he recuperado Valdelatas, con nuevos compañeros de entrenos, ahora con más variedad de deportes, un día bici, otro día carrera otro día nadando, otros días sin hacer más que descansar. Al mismo tiempo, han vuelto viejas pasiones, paseos por el monte y más, mucha más fotografía.
Posiblemente el año que viene haga una maratón, me atrae intentar bajar de 3 horas, algún canicross, quiero ver que hace la bestia "palda", el chacal más "temido" de Alcobendas. Y quién sabe si más adelante volveré al tri pero el sentimiento hoy es que no. Amo el deporte, no creo que jamás se me escape el deportista que llevo dentro pero adoro la sensación de libertad de hacer lo que me de la gana, de no sentirme culpable por no tener tiempo para doblar entrenamiento, de no tener que ir corriendo al gimnasio y luego a la piscina, de no tener que entrenar si o si, domingo tras domingo en el carril bici y de no hacerlo tener remordimiento. Tocan hacer otras cosas, ni peores ni mejores, algunas nuevas y otras ya conocidas. En definitiva, la cabra ha vuelto al monte y se encuentra la mar de cómoda.

jueves, 15 de julio de 2010

Si temes a los perros, este es tu artículo.

El miedo, cuenta un dicho popular, es libre. Lo que no me queda claro es que éste nos haga a nosotros libres, creo más bien que es todo lo contrario.
Andrea tiene 35 años, es una mujer decidida y segura de si misma. Deportista habitual practica deportes de aventura como el barranquismo, el senderismo o el ski. Se considera un tanto intrépida y dice poder con todo, con todo menos con las serpientes. Las odía, es un sentimiento irracional y descontrolado. Simplemente no puede con ellas.
En la península ibérica hay cinco serpientes venenosas, tres víboras (Víipera aspis, Vípera seoanei y Víipera Lataste) y dos culebras (Malpolon monspessulanus y Macroprotodon cucullatus). En el último estudio que se realizo en España, datado de 1975, se estimó que el indice de mortalidad anual por mordedura de serpientes es de 3 a 5 personas anuales. Según la organización mundial de la salud, el computo mundial asciende a unos 125.000 personas fallecidas por mordedura de serpientes. Tan sólo en el periodo invernal y solamente en Huesca, murieron 8 personas practicando barranquismo.
Eduardo tiene un cargo de responsabilidad en una empresa tecnológica. Metódico, serio, escrupuloso en el trabajo casi de forma enfermiza no deja nunca nada al azar. En su tiempo libre le gusta practicar ciclismo de carretera. De igual manera que vive su trabajo entiende el ciclismo, llevando científicamente su entrenamiento y apuntando cada kilómetro, serie o anécdota que le lleve a su meta particular, llamase Quebrantahuesos o La Perico. Odia a los perros, odia los excrementos que sus dueños dejan por las calles, odia que les dejen sueltos y no soporta nada relacionado con ellos. Sus ladridos, olor o los pelos que dejan sueltos le sacan de quicio. Por supuesto no entiende como puede haber personas que vivan encerrados en pisos con animales así, sobretodo si estos son grandes. De pequeño un perro familiar le intentó morder. No llegó a hacerlo pero los ladridos se le quedaron grabados para siempre.
En España hay censados casi 5 millones de perros. Anualmente se contabilizan unos 500 ataques provenientes la mayoría de las razas consideradas peligrosas. La raza más temida, el Pit Bull, tiene censados unos 3.000 pero se considera que la suma asciende a unos 450.000 si consideramos también a los cruces de estos. El índice de mortandad producido por ataque de perro a personas es del 0´00006%, esto significa que la causa de muerte producida por perro en España ocupa el numero 72000, o lo que es lo mismo, existen otras 71999 causas que producen muertes a personas antes que los ataques de perro.
A pesar de que los ciclistas representan tan solo un 2% del total de muertos en accidentes de tráfico en España, y que el total de muertos en accidente de tráfico ha descendido un 29%, en el periodo 2003-2007 los ciclistas muertos en carretera han aumentado un 14% (más de 400 muertos en cinco años). Eduardo que lo sabe, sin embargo sigue saliendo religiosamente cuatro o cinco días por semana. Al fin y al cabo el riesgo si es por pasión, bien merece la pena.
En el 2008 hubo en España hubo entre homicidios y asesinatos 1019 víctimas. El 90 % de los asesinos son hombres, siendo raros las asesinas en serie, sicarias o mujeres que maten a la hora de realizar robos.
Y sigo. No se pueden llevar sueltos a los perros en ningún lugar de la península. No se pueden soltar en parques, bosques, parques naturales, montes, playas, vamos, en ningún lugar a excepción de las zonas cercadas por ciertos ayuntamientos las cuales suelen ser focos de infecciones. En cada lugar hay un motivo que lo justifica, en los parques porque molestan a los paseantes y pueden ser peligrosos. En los bosques y montes tampoco pues pueden molestar a la fauna que posteriormente será cazada en la época pertinente. En las playas por higiene y por la tranquilidad de los bañistas. Y en los parques naturales porque pueden contagiar enfermedades a la fauna autóctona. Pues bien, en los parques, suelo encontrar a diario, botellas rotas, papeles y desperdicios de adolescentes que a diario campan impunemente cada noche, cuando no me encuentro depósitos humanos identificables por el papel de turno con su resfregón correspondiente. En los bosques o montes es difícil no encontrar chatarra, escombros o basura. De igual manera, en otoño es normal ver a cazadores que no respetan el paseo de excursionistas y que a la mínima dejan cebos envenenados para que perros sueltos no molesten a las presas que posteriormente cazarán. De las playas y de la contaminación, presión y sobrexplotación no voy ni a hablar. Y por último, el principal transmisor de enfermedades en la fauna de los parques naturales, es el ganado. Sencillamente porque las enfermedades inter-especies, aunque posibles, son harto complicadas y el único animal suceptible de padecer enfermedades comunes es el lobo, animal difícil de ver y de juntar a perros, a no ser que estos seas asilvestrados y en ese caso, lo más posible es que los últimos cacen a nuestras ex-mascotas. Por cierto, la rabia en España se considera extinta.
Y ahora algún dato más que quizás interese. El año pasado se halló en un vertedero de Toledo a 100 galgos muertos. Es muy difícil contabilizar los galgos asesinados de cada año pues los cazadores no les ponen el chip en lo mayoría de los casos hasta que están seguros que valen para la caza. Hecho que no les evitará sacrificarlos en un futuro pero de una forma más "racional" (hay veterinarios que acceden a dormirlos para evitarles el sufrimiento seguro) para evitarse la multa correspondiente en caso de ser encontrado el cadáver.
Sigo: Cada año se abandonan en España más de 100.000 animales de compañía, lo que supone un riesgo para la circulación. Durante el año 2009 se produjeron casi 13.900 accidentes con animales en España, de los cuales una cuarta parte eran perros o gatos abandonados o desatendidos (unos 3.500 animales). La evolución de los últimos años muestra como el número de accidentes en carretera con perros ha aumentado un 57% con respecto a 2006, y un 90% en zona urbana. El perfil del accidente es el de un perro atropellado en carretera y que provoca un accidente con heridos leves.
Y para terminar. Un perro formado para la detección de drogas, explosivos o personas en catastrofes, es valorado por el ministerio del interior en no menos de 50.000 €. A lo largo de su vida, posiblemente el número de vidas humanas que por sus intervenciones salven su vida, ascenderán a varios centenares. Y no nos olvidemos de aquellos destinados a la ayuda de descapacitados, personas mayores o niños con problemas psicológicos o de retraso intelectual.
En fin, que no creo que llegue a nadie este escrito. Pero al menos sirva para expresar mi desconformidad y mi malestar por la presión que nos vemos sometidos los dueños de perros por parte de la sociedad. Es tristísimo ver como gracias a una ley, que en países como Italia y Holanda se ha suprimido por ineficaz, día tras día tengas la sensación de ser un delincuente. Sigo sin entender la marginificación de un problema menor y que sólo es agrandado por el miedo irracional y porqué no decirlo también, por la irresponsabilidad y falta de higiene de muchos dueños de perros. Es una pena, que las imposiciones estatales no se basen en la educación y el entendimiento de estos magníficos compañeros de viaje. No entiendo como no se promueven iniciativas donde se premie la educación de nuestras mascotas para convertirlos en perfectos ciudadanos caninos. Conseguiríamos así ayudar una expansión de negocio y solucionaríamos muchísimos problemas de comportamiento canino que por otra parte en la mayoría de los casos vienen dados por el desconocimiento o dejadez de sus propietarios.

lunes, 5 de julio de 2010

De verdad creeis que vivimos en libertad???

Dicen, decimos, que vivimos en la parte del mundo libre. Libre de opresión de caciques o dictadores, libres.

Pero la realidad no es tan prosaica. Vivimos en una sociedad donde todo o casi todo está regulado y por lo tanto prohibido. En Madrid no hay playa, vaya, vaya... pero si varios pantanos. De todos, mi favorito es el de arriba, el embalse de Pinilla situado en el Valle de Lozoya. Pero como en todos los pantanos de la comunidad está prohibido bañarse. Haciendo un ejercicio de responsabilidad cívica es compresible tal restricción, pues si todos los madrileños hiciéramos uso de las aguas acumuladas, quizás su consumo no fuera posible. En la misma ordenanza o ley, norma o lo que sea, también se prohibe usar estas aguas para el uso deportivo, por lo que los triatletas, nadadores de aguas abiertas o piragüistas tampoco pueden desempeñar su afición en ningún pantano de la comunidad. Sin embargo, y aquí existe una contradicción, si se pueden practicar deportes náuticos (sigue prohibido el baño) en alguno de ellos siempre que no se utilice motor y que haya una empresa la cual regule la actividad, es decir, si haces piragüismo sólo lo podrás hacer a través de una empresa que explote los recursos y que por supuesto pague al Canal de Isabel II. Imagino que como siempre, intereses económicos priman sobre ordenanzas, así de simple.


Y claro, ahí entramos en una encrucijada de la que el único culpable es uno mismo porque como entenderéis, dichas normas me las salto y como delincuente me tiro al agua para poder aprovechar las bondades de la época estival y disfrutar del único placer que me da la natación, que es hacerla en aguas abiertas, venciendo el miedo a lo desconocido y al abismo de la profundidad.

Otro asunto curioso y sujeto a estrictas normas, es la tenencia de perros. Si nos leemos la ordenanza municipal de Alcobendas, tener perro es poco más que imposible. Pareciera como si lo que busca la administración no es la protección de quienes no gustan de esta afición sino intentar que nadie en su sano juicio se haga con un compañero canino. Llevar al perro suelto es más caro que conducir a 100 km/h por ciudad, tirar la basura fuera de las áreas destinadas o dar un bofetón al vecino pesado que te hace la vida imposible. Pero es que además, el resto de viandantes se creen con el derecho de increparte si, una vez más, te comportas como delincuente que parece ser ya soy. Es entonces cuando me pregunto si aquellos que se atreven a increparme, siempre sin educación, nunca han cometido ningún delito de los ya descritos. Es decir, que nunca dejan el coche en doble fila, no hacen ruido y molestan, no conducen más rápido de lo debido, pagan todos sus impuestos, en fin, perfectos ciudadanos que yo al menos no conozco.


Durante los doce años que conviví con Harpo nunca le llevé atado y nunca nadie, a excepción de una vez la policía municipal, me llamaron la atención por ello. Pero claro, Harpo era un perro que no pasaba los quince kilos y nadie se sentía intimidado por él. Sin embargo Ámbar no es así, su tamaño impone y por lo tanto una vez más, es el miedo el que ejerce y no la razón. No me deja de maravillar como hay quién desde lejos mira con pavor a un animal que ni siquiera se fija en él. Y como después te miran a ti con desprecio. Y hablo de llevarlo suelto sólo en el bosque porque en la ciudad hace tiempo que asumí que con Ámbar iba a ser imposible.

No obstante no se de que me sorprendo si hasta amistades se pueden mofar o no respetar que unas tu vida a un animal. En fin, sensibilidades hay muchas y todos carecemos o somos insensibles a más de una.


Podría poner mil ejemplos más, el sueldo que te mantiene unido a un mundo del que a veces no sabes si es en el que quieres estar. Normas no escritas para no ser tú, en fin, normas, normas y más normas. Y además en nuestro caso, con coste económico porque al fin y al cabo, esto de vivir en una cultura donde la economía rige todos los principios y la mejor forma de la que el estado, que somos todos, tiene de hacer negocio, es la de cobrar por el no cumplimiento de aquellas normas que puedan molestar a los demás. Y digo bien, molestar. Por que en la mayoría de los casos, nadar a escondidas en un pantano no daña más al agua que los pises de las vacas que pastan a su alrededor. Porque los perros asesinos que salen en la televisión son la excepción que confirma la regla y ésta a su vez, está sujeta a modas televisivas que no muestran el día a día de miles de perros que ayudan más a que otras personas puedan vivir tranquilas o ayudadas. Perros guias, buscadores de drogas o de personas extraviadas. Perros que seguramente hagan más por todos nosotros que nosotros mismos.


En fin gente, que como se que más de uno echaba de menos no ver al colega de arriba, espero disfrutéis de las fotos y paséis por encima de mis divagaciones mentales. Yo seguiré pensando que bañarse en pantanos prohibidos o ver correr libre a mi perro, bien merece el riesgo de ser multado o increpado por el recto de turno, que la libertad a veces bien merece pagarla y que a 50 km de Madrid se pueden vivir puestas de sol que otros buscan a miles de km.

P.D.: es una pena que la chica de la foto, esa que me trae de cabeza, no se deje hacer fotos más de cerca, pues es en distancias cortas donde de verdad gana.