miércoles, 2 de julio de 2014

El abuelo Reyes

Recomendable oír mientras leeis.

https://www.youtube.com/watch?v=gc1sYycl8Uk






Tendría 26 años, había logrado ascender por segunda vez en mi empresa y ya vivía en mi propia casa. Hacía algo más de un año que junto con mi novia de entonces había comprado la casa en la que hoy aún vivo. Recuerdo que fue una mañana del comienzo del verano, una mañana como la de hoy. Grabábamos unos exteriores de una serie la cual no recuerdo en una residencia de ancianos cerca del río Alberche, entre pinares. Recuerdo que por un instante sentí que la juventud, mi juventud era dueña y señora de mi vida, que todo lo que me rodeaba estaba en armonía y respiré.  



Fue tan solo un instante pero recurrentemente vuelve a mi memoria, como un antes y un después. Puedo recordar lo que veía, la temperatura que sentía, el aire que respiraba y la emoción que más bien padecía. Han pasado casi 20 años y han ocurrido muchas cosas, algunas mucho más emocionantes, mucho más satisfactorias. Pero cada cuando en cuando aquel instante vuelve a mi mente y algo se estremece en mi.

A veces un instante, un rayo fugaz de luz se cruza en tu camino y de repente todo lo que te rodea parece alinearse. Ocurre pocas veces pero esas veces son inolvidables y no importa dónde estés o que estés haciendo. La sencillez, quizás el sentido del momento, el instante de tu espíritu, o la brisa que te envuelve hace que las cosas sean más simples y sin pensarlo tan solo las disfrutas.