martes, 16 de octubre de 2012

1er día en Desert Run.





Empezamos mal si te digo que el significado de la palabra desierto se aleja mucho del sentido que le damos. Tierra de arena, piedra y fósil, de calor sin sudor, de aire sin humedad, de adobe y paja, camellos, niños, hombres y mujeres de negro. Y seguimos mal si te digo que en el desierto, no hay vida.



Adaptación y supervivencia. Seres enjutos, secos, eficientes, etereos. Esos son quienes allí viven. Niños sin calzado que vuelan sobre piedras cortantes en busca de la limosna y nosotros, nosotros somos el Papa.






Si me preguntas que era aquello que más abundaba te diré que la sonrisa. De los niños que por doquier corrían, de los bereber acompañantes de turistas y de los corredores... 



Creeme si te digo que cada vez adoro más al corredor popular que tan solo la meta tiene como destino. A él y a su sonrisa, sobretodo a su sonrisa.

























Y creeme también si te digo que los reyes nunca dejan de serlo.


Como también os digo que las reinas son y nunca se hacen.