domingo, 18 de noviembre de 2012

Death Valley de paso por las Vegas y Brice Canyon


Había que descender de los 2.400 metros en los que habíamos dormido en un acogedor motel de Mamouth Lake a los - 86 metros de Death Valley. Sa´limos de Yosemite impresionados y confieso que al menos yo, creía que lo visto iba a ser difícil de superar. Me equivoqué al intentar comparar, no fue superable, fue considerablemente diferente y sorprendente.



Ya en Yosemite coincidimos con multitud de aficionados a la fotografía. Sorprende la cantidad de máquinas Nikon y de las mismas, un gran número del modelo profesional D 800. Pero tambien encontramos en varias ocasiones a fotografos con cámaras químicas de gran formato. Un detalle que a mi personalmente me emocionó. En la anterior entrada ya explicaba que a pesar de lo mucho que ha facilitado la vida a los fotografos la fotografía digital y de la gran calidad de la misma, la fotografía química, sobretodo en sus formatos medio y grande, sino se usan es por su dificultad y hoy por hoy coste más que por su falta de calidad.



Como ocurrió en el Sahara, el Valle de la Muerte como le bautizó aquel pionero superviviente, expresando el reconocimiento de los mormones: "gracias a Dios, hemos salido de este Valle de la Muerte"; es un desierto que te reseca a pesar de que las temperaturas en el mes de octubre no subieron de los 35 grados. A modo de papel secante y sin percepción de sed, poco a poco descubres como te resecas y marchitas. Por lo que beber es ley y además continuamente.


Impresiona su silencio. Es fácil descubrir como el único ruido que se produce lo creas tú y  algún que otro turista que se desplaza con su vehículo por la ruta que lo atraviesa. La quietud en el ambiente y la discreción de sus habitantes es tal, que la palabra desierto toma toda su dimensión. Pero ojo, de desierto nada, porque coyotes, de los cuales vimos varios, serpientes, arañas y aves, tiene como hogar dicho paraje.





Del desierto tomamos rumbo hacía Las Vegas. Antes paramos en un pueblecito a las puertas de Death Valley y que se llamaba Furnace Creek. Allí tomamos la que quizás fuera la mejor hamburguesa de todo el viaje en el típico y sorprendente bar del lejano Oeste.


Las Vegas merecen un tratamiento a parte en cuanto fotografía se refiere. Yo las veo en Blanco y Negro y con una óptica de 50 mm solamente pero.... una bacteria que me acompañaba desde Marruecos me estaba dejando tan tocado que no tuve más fuerza que para arrastrame por sus casinos y calles. Confieso también que era lo que menos me atría con lo que, desafortunadamente no habrá imágenes de dicha ciudad de juego, lujo y exceso. 


Algo similar siento con Zion Park. Un diminuto parque pero de una belleza que no fui capaz de captar. Quizás por su sutileza. Pero la mañana que pasamos por allí mi torpe ojo era más torpe de lo habitual.



Y así llegamos a Brice Canyon. Tan espectacular es que me limité a dejar que la cámara hiciera su trabajo. Es dificilisimo, sino imposible, mostrar lo que es. Es tan sumamente sorprendente, diferente y curioso que su muestra en dos dimensiones se me antoja dificilisima. Espero os valga este intento para por lo menos os podáis hacer una pequeña idea de lo majestuoso que es.



De nuevo por encima de los 2000 metros y con una estabilidad atmosférica aplastante. Cielos de azul intenso innecesarios para polarizadores y que saturan sin esfuerzo el sensor de la cámara.





Agujas por doquier, casi transparentes, blancas, amarillas y rosas. Quizás la de arriba sea la única fotografía que plasme un poco lo que allí se podía ver: blancos, verdes, azules, amarillos, rojos, naranjas y todos en consonancia.


Aquel día pasamos la noche en un pueblecito de Utah llamado Torrey. A las puertas de Capitol Ref y una noche más a más de 2000 metros de altitud. Halloween se celebraba y vaya si lo saben celebrar. Cenamos carne de búfalo, bebimos cuanto quisimos y esa noche fue la última noche que la bacteria viajera contrajo su última batalla. Casi puede conmigo, menos mal que el calor de Raquel me sacó de una pequeña hipotermia. El viaje continuaba y cada vez prometía más.


1 comentario:

davidiego dijo...

Precioso viaje y fotos!