Con esta y espero no sea la última, es la octava vez que viajo al continente americano. La segunda que visito al país más influyente, fagocitador, poderoso, egocentrico y no siempre bien entendido: EEUU.
No hace falta excusa para viajar pero si hay causas q lo merecen y esta si espero sea única en mi vida. Raquel y yo nos casamos y que mejor premio que visitar la costa oeste de EEUU. California, Arizona, Nevada e Utah, primera parada San Francisco.
En los últimos años la entrada en EEUU es desagradable. Una vez pagas el impuesto ESTA, rellenas la solicitud, te vistes bien, afeitas y comportas, crees que en la aduana tu paso será rápido y sin percances. Sin embargo o bien sospechan algo de mi o mi suerte se termina en estas aduanas pues de dos veces en tres años, dos dianas con sendos interrogatorios. Afortunadamente una vez pasado el trance, descubres un mar de amabilidad, educación, ganas de entablar conversación y comida basura, mucha comida basura.
De las cinco ciudades estadounidenses que conozco es San francisco la que más europea parece. Asentada sobre una falla que posiblemente falle encanta con sus sinuosas y empinadas calles. Casas de estilo Victoriano, un barrio gay famoso por ser un día la punta de la lanza de este colectivo y el tranvía, tan ecológico y tan de otros tiempos que tan bien queda en ciudades con encanto romántico y con personalidad.
Pero es la mezcla racial o etnica si lo prefieres, la que da colorido y diversidad en cotidianidad. Sorprendente el barrio chino por su bullicio y su, una vez como en tantas otras ciudades, tan marcada forma de hacer y vivir. No puedo evitar recordar cierta atmósfera a Blade Runner tan anticipada y tan viva en ciertas calles de estos guetos.
Los sanfrasciscanos corren a todas horas, comen a todas horas y juegan con sus perros. Vaya si juegan, no los pasean, juegan, corren, los perros están atentos a ellos y no son dos seres que cumplen sus obligaciones diarias. tanto es así que al extranjero le sorprende ver fuentes para ellos, descubren que las guarderías caninas sólo admiten a perros con referencias de adiestradores conocidos. Y los niños???, los niños parece que huyen de estas ciudades tan fashion, para ellos están las urbanizaciones del extra radio .
El mar, la bahía y los puentes, terminan de dar el caracter y marketing, porqué no. Dos puentes, uno rojo y famoso, el color es lo que tiene, porque el segundo es más largo y los que allí viven dicen que regala mejores vistas al atardecer. Nos las perdimos, todo no puede ser.
Y si, está Alcatraz. Admito barco como animal acuático y atracción turistica gracias al cine a la cual fui como buen aficionado y de la cual me fui como antes de haber llegado.
Fueron tres días, en la ciudad más cosmopolita y bonita de las que durante estos fantásticos 17 días visitamos. Ciudad cargada de encanto y en la que si pudiera, quizás quisiera vivir durante una temporada. No sin antes saber que los apartamentos de 50 metros en el centro no bajan de 2.500 dólares. Que el valle de silicona ofrece trabajo al que lo merece y en igual medida le paga para lo que sería cobrar aquí una pequeña fortuna pero que no me deja tan claro que sea lo mismo si donde vives es allí. Desayunos a 20 dólares, tranvías a 5 dólares el trayecto y tal variedad de gentes que tu lugar es quizás, solo quizás, difícil de encontrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario