El tío con quien discute es de mediana estatura y pelo canoso, lleva un traje azul que desentona con el local por lo que debe ser el que use para trabajar. No parece muy contento y desde mi posición se puede respirar una atmósfera incomoda. Intento no mirarles pero la mirada de esa mujer me ha magnetizado y ella, mientras juega con su cigarro y escucha a su oponente, desliza alguna que otra mirada hacía la barra. Hasta que sin más, el hombre se levanta, deja un billete de 20 € en la mesa y deja sola a la muchacha.
Un frío recorrió mi espalda y a las alturas del cuento se que no es una buena señal. Mi instinto me decía que no debía permanecer en el Tranvía y mucho menos conocer a quien ahora mucho más descaradamente me observaba. Pero esa es mi maldición, no puedo evitar el riesgo es como una droga que me incita a caer en el abismo. Así que resignado con mi destino y sabedor de lo que se avecinaba me dirigí hacía la mesa dónde se encontraban aquellos ojos inmensos.
Hola, te importa si me siento... es lo que quieres no?... si.... No creo que empeores más la noche... problemas sentimentales.... silencio unido a una mirada que entendí a la perfección (pero porqué coño hablaré con este imbécil)... vale, disculpa, creo que no es buen momento y a mi la verdad, me importa poco lo que hayas discutido anteriormente, quizás en otro instante... fumas???... no, bueno de vez en cuando... me alarga un cigarrillo y mientras me lo acerco a los labios me ofrece fuego. Cómo te llamas??. Diego y tú??... ese que se ha levantado antes es mi jefe y cometí el error de liarme con él. Es un puto ególatra que piensa que es el maldito ombligo del mundo y como no le estés adorando y recordando lo fantástico que cree ser se encabrona y balbucea como un bebe.... ah!!??... y tú qué, madurito interesante, salias de caza???... no..., más bien no podía dormir, demasiado calor. La verdad la conversación parecía una escena de cine negro americano. El cazador estaba siendo observado, acorralado y bapuleado por lo que podría ser su presa. Nunca me han gustado estos símiles y aunque ya sabía que cazar, lo que se dice cazar era una brabucanada machista, tenía la sensación de que aquella mujer estaba jugando conmigo. Me observaba y mientras hablaba se había hecho una radiografía de quién era y qué quería y mientras, yo,no acertaba a más que seguir su mirada como si de una sesión hipnótica se tratara. Y vives por aquí??... cuatro manzanas más arriba, cerca de la estación de RENFE. Y has venido en moto veo... si, es una vieja Triump, la compré de segunda mano, me gusta porque es tranquila y parece ronronear... cómo una gata??... bueno si, parecido. Me gustan las motos pero no tanto como os tomáis los tíos el rollo motero, parece que todo aquello que lleváis debajo de las pelotas os da el poder que a diario no tenéis y querríais poseer... ja!, bueno es una forma curiosa de verlo, yo le veo más un rollo de libertad, dejarse llevar, independencia.... si, si, es la misma cantinela desde que sois críos, igual que correr detrás de las faldas, primero de tu madre y luego de cada chica que se os cruza. Sabes??, estoy harta de los tópicos y vosotros estáis repletos de ellos... se te ve jodida... y tú no eres diferente a que lo que ya conozco, me dijo indicando que por ahí no iba bien. Y lo peor es que era cierto, yo no era más que otro más, uno de tantos que grita por su libertad y que se deja atrapar por el miedo a volar. Porque dónde estaba yo, simplemente dónde el destino me había empujado.
3 comentarios:
hay que currárselo un poco más Diego, o digo Chulo?
la continuación a dos manos!
Es muy previsible, la verdad, no estoy nada inspirado..... me da que Diego no va a terminar la historía y se va a ir a casa otra noche más sólo.
yo no perderia mi tiempo ( escaso) con semejante gilipollas... por muy buena que estuviera y por muy grande que tuviera ... los ojos.
heriria tanto mi sensibilidad masculina que no tendria mas remedio que hincharme a ... mahous.
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