No recuerdo haber vivido una primavera tan intensa y cargada de matices como está siendo esta que estamos disfrutando.
También es cierto, que los largos paseos que estoy dando por el monte son paseo y no correr o montar en bici como he acostumbrado en los últimos quince años.
También es cierto, que los largos paseos que estoy dando por el monte son paseo y no correr o montar en bici como he acostumbrado en los últimos quince años.
Y claro, el detenimiento y la velocidad implican mejor observación y por lo tanto mayor sorpresa, si cabe, de como está el campo este año.
Si además le sumamos que no hay día que no lleve colgada la cámara en ristre y aunque no soy un apasionado de las fotos de flores o insectos, es imposible no detenerse y escrutar con el cíclope lo que con un par salta a la vista.
Día a día espectadores absortos hemos contemplado el cambio visual de un monte que ahora deja escuchar cientos de cantos de aves, croar de ranas y algún que otro berrido de verracos esquivos.
Tal es el espectáculo que más de un enfermo por fiebre del heno, se atreve con mascarilla a pasear y no oler, miles de fragancias, ante sala del calor que nos prenderá de jara oleosa y pringosa.
Rojos, amarillos, verdes eléctricos, los mil colores del arcoiris están aquí. Formas romboides, trapezoides, si nos fijamos con detenimiento no hay flor, diente de dragón matojo de hierba que no siga un patrón fijo, como si un matemático hubiera diseñado sus formas a la perfección.
4 comentarios:
Preciosas fotos!
Un abrazo desde Hong Kong!
"XTB" Xavi.
precioso, te has puesto tierno y Ambar no sale en todas!! ;)
¡¡¡IMPRESIONANTE!!! la visión que nos das de tus paseos, mola.
La verdad es que el campo está para disfrutar a paso lento y no como las motos correteando o pedaleando aí no da tiempo de ná, jejeje
Besicos
coñiazo de blog, éste!
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