lunes, 1 de septiembre de 2008

verano... fin,por fin.

Bueno, yo me voy a casa. No tendrás otro casco... eeeeh!?!?, no pero el dueño del bar seguro que si.

Así que después de pagar y que Antonio me dejara un quita-multas, aquella mujer a quién acababa de conocer y yo salíamos rumbo a no sabía muy dónde.

¿¿¿Te llevo a tu casa entonces???. Y porqué no me llevas mejor a algún sitio dónde me olvide un poco de esta ciudad y me hagas creer que ha merecido la pena habernos conocido... mira, ya está bien. El rollito matajari te sienta bien pero no estoy dispuesto a que esto sea un juego en el que yo recibo y tu mietras te diviertes... y así como quien no siente que vaya con ella, se pone el casco, me mira a los ojos y me dice. No me digas que nunca has deseado conocer a alguien que sin preguntar porqué desaparece contigo y se deja perder al destino aunque sea sólo por una noche. ¿Por qué no nos vamos a un lugar más fresco?, sería bonito ver Madrid desde la lejanía.

Y allí estaba yo, volando de noche, enlazando curvas y sintiendo como una mujer a quien no conocía se apretaba a mi espalda. Una vez más el destino se reía de mi y yo me preguntaba si era dueño de él o un mero comparsa que miraba con estupor mi propia vida. Ya pasaba los cuarenta y en mi vida había tenido más aventuras de las que a veces hubiera deseado pero no podía dejar de pensar que la emoción de lo desconocido, el salto sin red me hacía sentirme jodidamente vivo.
La sierra de Madrid. Si hay algún lugar que adoro es este. Paisaje berroqueño en bolas, así definió a la Pedriza una vieja maestra de geología en tiempos de bachiller, paisaje de alta montaña en una sierra diminuta, bosques de pino piñonero y pino negro, variedad, ritmo y sorpresa así es la sierra de Madrid o así la siento yo. El frescor, el olor a humedad y heno nos acompañaban subiendo el puerto de la Fuenfría. Ya en la cima aparcamos la moto y tomamos una pista que yo conozco bien y que se alarga en unos 30 km a nivel hasta casi el puerto de Somosierra, la horizontal la llaman. Años atrás, antes de que un viejo amigo decidiera irse y cumplir con su destino, solía venir a correr con él en las tardes de verano y disfrutar de la vista del valle de Lozoya.

No se como te llamas. Monica, me llamo Monica. Nunca había estado aquí... No lo conoce demasiada gente, y aunque gana de día, hoy la noche es clara y merece la pena... La pista se mantiene en la ladera sur de la montaña mostrando todo el Valle de Lozoya con el pantano que toma el mismo nombre y los pueblos que salpican sus laderas. Por qué me has traido aquí?... hace tiempo, hará algo más de diez años, solía venir bastante por aquí. Por aquel entonces andaba bastante enganchado con un deporte del que quizás hayas oído hablar. Hacía triatlon... es eso que corres, montas en bici y nadas... si, sólo que al revés... cómo... da igual.... ya no lo practicas... bueno, digamos que hago algo pero no igual que entonces... se te ve en forma... vaya!!!, te da miedo la oscuridad???, empiezas a parecer una tipa normal... ja!!!, no me retes vejestorio, no me conoces... vejestorio???... si, aunque interesante... ja, ja, ... bueno y que pasa, dejaste de hacerlo por algo especial... si..., no, bueno, el caso es que en los veranos nos gustaba subir aquí algunas tardes, después de nadar en el pantano y correr durante la última hora del día.... anda, además sensibles, suena un rollo un poco gay no... la miré de reojo, me recordaba la mirada de alguien de otro tiempo, siempre desafiante, buscando mis grietas para sacar algún sentimiento de mi interior, emociones que no sabía que si quiera tenía... alguno que otro un poco mariquilla si que era... y eras bueno???... mejor podemos decir que no era malo... o sea que no fuiste a ninguna olimpiada... y te aseguro que hubiera dado lo que fuera por haberlo logrado... asi que un paquete.... ja, ja, ja si tu supieras la de discusiones que tuvimos al respecto... A la derecha, entre dos montañas se veían en la lejanía las Torres de la Castellana... La última vez que hablamos fue aquí. La pista se dividía en dos mostrando un vértice que se adentraba al precipicio del valle. La última vez que hablastes con quién???. Con una de esas personas que cuando se cruza en tu vida, tu vida y la de ella ya jamás son la misma... Una mujer???... no, algo mejor un amigo, un AMIGO con mayúsculas. Oye, de verdad que no erais geys, mira que a mi no me importa y no es por nada, uno de mis mejores amigos es... niña, no sabes lo que dices. Hace tiempo que no hago apología de un insultante machismo y no tengo ni quiero demostrar lo que siento, pero te aseguro que en otro tiempo menos sensato tu y yo ya no estaríamos hablando. Pude sentir como se le erizaba el vello y como lo que sentía no solo fue un temor sino un deseo.

Chulo, me voy... cómo que te vas???... me voy si, estoy harto de desear vivir mi vida y seguir la que me marca el destino... vale, y a dónde te vas???... he puesto la casa en venta... tu estás fatal, de verdad, cómo que has puesto la casa en venta, también te mudas. No, pienso irme y empezar de nuevo en algún lugar que aún no conozco. Quiero irme tío, se que ahora lo quiero y me voy.

De esa conversación hace ya casi 12 años, un día de verano como hoy. Un día tórrido y agobiante que fue el último que le vi. Ni siquiera esperó a vender la casa, marchó dos días después de aquella conversación cogió un avión para Irlanda, creo que estuvo por allí cerca de cuatro meses aprendiendo inglés de una vez como el dacia. Luego se enroló en un barco carguero trabajando de pinche de cocina que le dejó en Islandia. Sino recuerdo mal, allí conoció a una mujer y duró casi un año. Se ganaba la vida como fotógrafo, desde bodas y convenciones, hasta trabajos de prensa y artículos del Pais que mandaba aquí, a España, a revistas de viajes y aventura. Pero en cuanto se aburrió se largó a América. Recorrió gran parte del continente pero estuvo casi dos años por la Patagonia trabajando para una empresa de aventura con la cual y ahora trabajo yo. De allí a Nueva Zelanda y de las antípodas voló a Asía y le perdí la pista. Cada vez menos correspondencia y ya sabes, la distancia, el que hacer de cada día.

Vaya, parece un tipo interesante... era un cabrón, un pisacharcos y un bocazas que no sabía callarse nada que llevara dentro enquistado como una garrapata. Pero también era sincero, a veces me hacía ver lo que no entendía y estaba rematadamente loco, era capaz de embarcarse en cualquier cosa que oliera a aventura y lo peor, yo iba detrás. El caso es que aguantó mucho, yo simpre creí que se iría antes... y ya no sabes nada, nada de él... no. La miré a los ojos, era jodidamente atractiva y.... quieto!!! Perro Lobo!!!, no vas a respetar a la chica de tu viejo amigo. Me quedé paralizado, no sabía si era un sueño, mi imaginación o.... joder!!!, me cago en la puta.... que Chulo!!!!!. Pero??, que coño haces aquí, joder, joder.... mira que eres fácil, ves como te dije que te triaría aquí, dirigiendose a Mónica, ahora bien reconozco que me ha costado seguirte con la moto, sigues siendo un camicaze. No me lo podía creer, ahí estaba el cabrón, riéndose e igual que cuando le dejé, con más canas pero igual básicamente de aspecto, sólo algo me despistaba, parecía como si el tiempo le hubiera dado un poco más de aplomo y la verdad, falta le hacia... sigues igual mamonazo... tu estás mejor, por un momento creía que me levantabas a Monica... ja, ja, ja. Pero cuentame, cómo es que has regresado ahora y de esta forma.... vengo a por ti, vengo a proponerte algo y no vas a poder decir que no...

Pero eso amigo lector, será en otro relato.... gracias los que hayáis logrado llegar hasta aquí y leer el tostón del verano...;).

5 comentarios:

davidiego dijo...

no lo dejes compañero.

el chulo dijo...

pero que hijo puta!

Nacho Cembellín dijo...

;)

A. dijo...

¿Cruzar el estrecho?

Nacho Cembellín dijo...

Ja, ja, ja... eso no es ficción será una realidad y tú, además lo verás y lo fotografiarás.... joder, he leido de nuevo esta última parte y mira que lo he hecho rematadamente mal. En fin, me dedicaré a jugar a la peonza que es en lo único que he sido realmente bueno.