jueves, 11 de julio de 2013

Sanxenxo, mi colección.


Han sido tres días de trabajo, cerca de 1500 instantáneas disparadas y una selección final de casi 300 imágenes. Si echo la vista atrás y recuerdo mi amada fotografía química soy consciente que con carretes estos trabajos sería inalcanzables para fotógrafos como yo. 


Sin contar los tres días pasados en Sanxenxo, la elección y el procesado (el cual aún no he finalizado) me ha llevado casi otras tres jornadas de trabajo. Pero cuando lo que haces te llena, las horas pasan misteriosamente volando y aunque a día de hoy me siento un poco saturado, creo que el esfuerzo ha merecido la pena.


Una de las cosas que más trabajo me cuesta es la elección de lo que yo considero paja o grano. Sin embargo en algunos casos, esa elección es fácil y casi instintiva. Quizás no sean las mejores fotos o quizás si, pero seguramente son las que a mi me dicen y gustan más.



Creo que soy un fotografo más o menos clásico. Es decir, intento basar mis fotografías en composiciones más o menos clásicas y tiendo a buscar la perfección técnica (que casi nunca consigo) y curioso porque yo no soy clásico, sin embargo es lo que me sale y peco quizás un poco de falta de innovación, no lo se pero esta es una crítica que yo mismo me hago y que intento cambiar.



Lo que si tengo claro es que lo que más me gusta hacer es el reportaje documental. Lo mío es la búsqueda de la improvisación y del instante. Me gusta contar pequeñas historias de lo que veo y me gusta quedarme con aquello que por un instante captó mi atención. Soy un ladrón de emociones y quisiera quedarmelas todas.







Lo que nunca imaginé es que llegara a trabajar como fotografo deportivo. En Galicia he descubierto las traineras, un deporte con un sentimiento y esfuerzo que no he vivido en el triatlón y que tanto echo de menos. Después de tener la oportunidad de asistir a una de estas regatas, me encantaría poder volver a retratarlos, eso si con medios más de acordes a su medio. Mi escaso 200 mm se queda corto y la dificultad de seguir la prueba como en el tri imposibilita estar más cerca de los remeros.


Fuerza, intensidad y resistencia. Estas carreras parecen lo más parecido a un 800 m. lisos. Impresionan los gritos de esfuerzo que al unísono rugen los remeros. Acicates que te invitan a ponerte a su lado y dar lo mejor de ti, jacas sin mascara y a este lado del planeta. 









La Mar, esa deidad femenina a la que los marinos adoran tanto como respetan. Curioso lugar al que no busco pero que sin pretenderlo me alcanza.









Galicia de fondos verdes y azules cobalto ha querido que en estos cuatro días el gris a penas hiciera acto de presencia.



Y todo en post de una sonrisa y la fortuna que de quien viene el hacer, dejara realizar y sumara en el disfrute.


Gracias a Estaciones Náuticas y a la oficina de Turismo de Sanxenxo por ayudarnos y regalarnos una experiencia inolvidable.

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