Venga, momento de ensalzamiento del Ego empezando por el final. Ha quedado claro no???, pues a seguir con el invento.
Miles de kilómetros acumulados, miles de euros en material, entrenamientos específicos de técnica de carrera, natación. Series, series y más series y ni un podium. Bueno venga si, fuimos subcampeones de España por equipos en Ibiza 2007 y moló la verdad.
Llevo haciendo deporte desde los once años. Primero fútbol, deporte de masas y del cual el mejor recuerdo que albergo es lo bien que daba con mi figura adolescente sombra al botijo. Y es que si algo me ha caracterizado en el deporte del balón pie, es mi nulo dominio técnico y la posesión de un tronco por cintura del cual siempre supe que jamás haría ni carrera, ni baile.
Pero resultó que a pesar de mi torpeza al menos corría y un buen día un entrenador de atletismo a modo de caza ta-lentos me invitó a participar de su equipo. Yo, que acostumbrado más bien a no ser seleccionado ni siquiera en el patio de mi colegio, fue tal la ilusión que me hizo que me entregué al deporte Rey como yo sólo se. Pero no bastó, y a excepción de un meritorio segundo puesto en un cross cadete y el subcampeonato de Madrid del lanzamiento de peso, mis vitrinas permanecían repletas de tebeos y algún libro pero sin copas o medallas.
Y así estuve hasta casi la treintena que me dio por correr carreras populares. Fue entonces cuando llegué a plantearme aumentar el número de mis armarios para poder almacenar los sin fines de camisetas y medallas que en cada popular finalizada a casa traía. Sin embargo mi posición en las clasificaciones con mucho entraba en la primera centena. Meritorio si, pero lejano de las mieles del triunfo. Eso si, Nachete igual de apasionado e ilusionado. Se que es un tanto infantil esta manía mía con las pasiones pero y que le voy hacer si yo.... para, para que eso es de Serrat.
De las carreras populares pasé a las de montaña. Por aquel entonces, hará de ello diez años, con suerte nos juntábamos cien locos para correr monte arriba, monte abajo. Por lo que conseguir entrar en la primera decena era relativamente sencillo, eso si, de podium nada de nada. Fue en las dehesas de Cercedilla a Navacerrada cuando por primera vez corrí con un perro, con Harpo. Sin arnés y sin correa, como un corredor más que tomaba golosinas en los avituallamientos y me ladraba cuando me quedaba en las cuestas. Y de ahí a los raid.
Los raid de aventura. La verdad es que este deporte es sin duda el más apasionante, intenso y cargado de vivencias de cuantos he practicado. Primero porque si no eres millonario debes buscarte la vida para que te lo subvencionen. Segundo porque al ser en equipo y ser un deporte tan sumamente duro, te enseña a conocer un poco más tu propia naturaleza y la de quienes te rodean. Y porque no hay otra manera mejor de meterte en la naturaleza y casi pertenecer a ella. Sólo cuando el agotamiento te quita absolutamente todas las máscaras y armaduras, la naturaleza te abraza y sientes por un momento que mucho tiempo atrás, antepasados tuyos fueron parte de un mundo que hoy visitas con devoción pero al cual no perteneces. Pero a pesar de tanta filosofía y voces de al filo de lo imposible, ni un podium.
Y llegó el triatlón. El triatlón ha sido en mi vida como alguna novia que tiempo atrás tuve. Todo fuego, imposible vivir sin ella e imposible sobrevivirla. Perdí la cabeza, 24 horas vivía por y para un deporte que sin duda me ha marcado con hierro. 20 horas semanales de duros y planificados entrenamientos sólo se superan si a lo que te enfrentas te hace sentir vivo. Tal ha sido su adicción que la separación ha supuesto más costes emocionales de lo deseado y en el camino se han quedado algún que otro amigo que entre adicciones se pierde entre ciudades del sur y del norte de España. Pero el tiempo es largo y no deja de traer, gracias al viento, voces del pasado y frescura del presente. Los cambios es lo que tienen, que siempre aportan. Tanto es así que un nuevo deporte el cuál es un mero disfrute te eleva a las mieles del triunfo aunque para ello debas sobrepasar la cuarentena, ser tirado por un talento natural y de nuevo competir entre centenares y no miles para así inclinar un poco a tu favor la esquiva balanza.
Como hablaba hoy con un viejo amigo mientras corríamos una vez más, después de años de ausencia. Ni a las chapas he sido jamás bueno, por eso quizás he probado de todo, disfrutando cuanto he sabido y podido para tiempo después, sentado en el recuerdo sonreír y disfrutar de esa fulminante delicia que es la vida.
Menos la foto de Ámbar el resto pertenecen a Raquel, mi mejor fotógrafa y a un aún desconocido fotógrafo que sin yo pedírselo me ha regalado dos instantáneas fantásticas del domingo pasado.
7 comentarios:
Eres muy bueno Nachete,en el deporte, como persona y como biografo ya te cagas.
un saludo amigo mio.
Ja, ja, ja... gracias hombre... lo de auto biógrafo ya sabes tu q es lo q tienen los blog, o los ego-blog.
Enhorabuena por el relato (en ciertas partes me he sentido bastante identificado), enhorabuena por los triunfos!!y enhorabuena por la felicidad que te producen.
He llegado aqui de casualidad, pero me alegro de haberlo hecho. La entrada muy buena, y las fotos espectaculares. A seguir así.
Buena la narración Nacho y me dá que la moza que vive contigo te puede dar sopas con ondas en el tema de la fotografía ;-)
Me tienes que avisar cuando vayas a una de esas carreras...
Gracias Nacho, supongo que es un sentimiento más que común.
Marieta bien venida, aún me sorprende que para lo poco que hablo de tri, por aquí se pasen aún triatletas. Es siempre un placer... quizás nos veamos en el Ecotrimad, a ver q tal llevo no competir en él.
Paco... ;-) eso si que sería interesante. No se si este año correremos más pero el que viene fijo. Mañana hay una en Guadalajara pero trabajo y es una pena, porque al parecer está chulisisma para hacer y fotografiar, cruce de ríos, monte arriba, monte abajo... en fin, otra vez será.
Gran y sentido post. Cómo la gozas, dagal. Te entiendo perfectamente, debe ser alucinante compartir una carrera con un compañero tan especial... y encima casi ganarla, deber ser la pera.
Publicar un comentario