En 20 minutos, el tercio de una hora, lo que tardan algunos en hacer el 1500 en un triatlon olimpico o el tiempo que tarda un misil balístico intercontinental estadounidense lanzado desde la base de Malmstrom (Montana, EEUU) en alcanzar suelo ruso. Mientras gran parte del emisferio en el que vivimos disfrutabamos del inicio de un nuevo otoño, los satélites soviéticos detectaron el lanzamiento de 5, supuestos, misiles balísticos americanos. Stanislav Petrov, teniente coronel del ejército soviético, era el responsable de activar el protocolo de seguridad ("simplemente" lanzar sus misiles, Guerra Nuclear) y pensó, afortunadamente, que no podía ser...
A las 12.14 de la madrugada las alarmas en el bunker Serpukhov-15 saltaron. La peor pesadilla se había hecho realidad, la estupefacción se apoderó de Petrov y sus subordinados.
Petrov era responsable de la supervisión de la red soviética de satélites de alarma temprana sobre Estados Unidos. Petrov ocupaba una posición intermedia en la cadena de mando y supervisaba el personal que monitorizaba los datos que enviaban los satélites. De detectar una amenaza inminente, la obligación de Petrov era informar a los superiores en el cuartel general del sistema de alerta que llegado el momento informarían al personal encargado de consultar con el lider soviético, Yuri Andropov, sobre la posibilidad de iniciar una operacción contraataque.
Petrov tenía que pensar rápido y decidir si se trataba de una alarma real. Petrov recuerda que fueron cinco minutos de gran stress, en los que era consciente que se la estaba jugando. Mientras sostenía el teléfono con una manop, con la otra sujetaba un interfono intentando recabar toda la información necesaria, al mismo tiempo que los mapas electrónicos y las consolas no paraban de hacer destellos y el sonido de las sirenas no cesaba.
Pese a esta presión y ser consciente de que sería la persona que desencadenara la Tercera Guerra Mundial, Petrov fue capaz de mantener la cabeza fría y llegó a la conclusión que todo era sólo una falsa alarma. Imaginó que de iniciar una guerra los americanos no lo harían con un único misil, puesto que de hacerlo siempre habían dicho que lo harían a gran escala, es decir, con el lanzamiento de cientos de misiles de manera simultanea, con el objetivo de imposibilitar que la Union Sovietica contraatacara. Además, como gran conocedor del sistema de detención temprana de misiles por su implicación en el proyecto desde el principo, le dió pistas para desconfiar de éste.
Sin embargo, al poco rato de detectar el primer misil, hasta cuatro aparecieron en las pantallas de los radares. Petrov, aún sin saber si a estos cinco misiles los seguirían más y pese a no contar con ninguna otra fuente de información que confirmara sus sospechas, siguió desconfiando del sistema. Tan sólo le quedaba la opción de satelites terrestres, que confirmarían el ataque, pero que limitaría la respuesta a tan sólo un par de minutos pues esto detectarían los misiles una vez superado la linea del horizonte.
15 minutos de desconcertante y angustiosa espera hasta que este último sistema confirmara sus sospechas. Los que estaban con él en el bunker le felicitaron aliviados.
"La gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles" , con esta frase Petrov dejaba claro cuál fue la suposición para tomar la decisión de aquel día. En todo el incidente hay una cierta confusión sobre si Petrov llegó a informar a sus superiores de la falsa alarma. Según unos sí que lo hizo, pero según otros no fue así y esto motivo represalias a posteriori.
Aunque felicitado inicialmente por su decisión y reconocido por Yuri Votintsev, comandante de la Unidad de Misiles de Defensa de las fuerzas aéreas soviéticas, de que sus acciones fueron las correctas y de que éstas estaban correctamente anotadas. Finalemente, Petrov no fue castigado pero tampoco recompensado, según el mismo, porque los errores del sistema avegonzaron a sus superiores y a los científicos responsables. Según Petrov, si le hubieran recompensado a él, los demás tendrían que haber sido castigados.
Petrov se sintió el chivo expiatoirio de todo el incidente, acabó en un puesto menos sensible y se jubiló voluntariamente de manera anticipada. Después del indidente su salud se vio afectada, debido al estress, sufrió varias crisis nerviosas y parece ser que paso varios meses en hospitales. El incidente y la acción de Petrov pasó totalmente inadvertida tanto en occidente como en la propia URSS. Y no se supo por primera vez de él hasta la publicación de las memorias del comandante Yury Votinsev.
En mayo del 2004 recibió un premio de 1.000 dólares de manos de la asociación Ciudadanos del mundo "en reconocimiento por el papel que jugó en evitar una catastrofe". En enero de 2006, Petrov viajó a Estados Unidos donde fue homenajeado en una reunión de las Naciones Unidas.
Sin embargo de nuevo estos reconocimientos no gustaron a la nueva Federación Rusa. El mismo día que recibía los honores de las Naciones Unidas, la misión rusa en la ONU rebajaba la importancia del papel jugado por Petrov afirmando que "bajo ninguna circiunstancia la decisión de usar armas nucleares podía ser tomada o incluso considerada en la URSS o en los Estados Unidos en base a la información proveniente de una única fuente o sistema. Para que esto ocurriera, era necesario una confirmación de varios sistemas: radares terrestres, satélites, información de inteligencia...".
Algunos analistas de la Guerra Fría cuestionan que el protocolo descrito por los actuales líderes rusos se hubiera seguido de manera estricta en el caso de Petrov. Las relaciones entre americanos y soviéticos se encontraban en un momento especialmente difícil. La alarma coincidió con el comienzo de unos desafiantes ejercicios militares de la OTAN, los Able Archer 83, y apenas tres semanas después que los soviéticos derribaran un avión de pasajeros surcoreano, el vuelo 007 de KoreanAir, que había invadido el espacio aéreo de la URSS.
La falsa alarma de Petrov no podía haber llegado en un momento más complicado. Reagan llamaba a los soviéticos el “Imperio del Mal” y según Blair “los rusos veían un gobierno norteamericano preparándose para el primer ataque, dirigido por un presidente capaz de ordenarlo”, los informes del KGB así lo corroboraban y la URSS estaba preparada para responder. Oleg D. Kalugin, un antiguo agente del KGB y que conocía bien al presidente Andropov, afirma que la desconfianza de este hacia los lideres americanos era profunda. Andropov estaba obsesionado con la posibilidad que los americanos lanzaran un ataque nuclear por sorpresa, así que es probable que hubiera considerado la alerta de los satélites como la confirmación de sus temores, por lo que podría haber ordenado un contraataque que hubiera producido la destrucción mutua.
Petrov vive hoy en día retirado en la ciudad e Fryazino y pese a los premios que ha recibido no se considera a sí mismo como un héroe. Según afirmó en una entrevista: “era mi trabajo, y era la persona correcta en el momento apropiado”. Su última mujer, que durante años no sabía nada del incidente, a menudo le preguntaba: “¿Qué hiciste?” y el respondía: “No hice nada”. En la actualidad, se está preparando un documental, “El hombre que salvó el mundo”, que se espera que se estrene en julio de este año, 2009, tal vez ayude a que este héroe reciba finalmente el reconocimiento que se merece.
Información obtenida en http://historiasdelahistoria.com/ y en http://www.cabovolo.com/
4 comentarios:
habrá que verlo!
Interesantísimo, dagal. La URSS y su legandaria capacidad para intentar mantener la mayor opacidad posible además de esa facilidad para sacrificar a sus propios ciudadanos daban y dan miedo de verdad.
La historia es verdaderamente interesante, gracias por contárnosla
Grandisimo post, como siempre los grandes heroes son anonimos.
Un abrazo.
Jaume
Publicar un comentario