
escucha le dijo, escucha cantar a los peces.
En la lejania se oia el rumor vocal chapoteante ante una muerte en ciernes.
Si quereis ver la visión de otro fotografo ante igual imagen visitar a Miguel.






Resumiendo, que estoy cansado y más vago aún. Sábado de bicicleta tranquila, tarde de cine viendo la muy recomendable Distrito 9, disfrute de Noche Blanco en la gran urbe y domingo matinal dando brincos en el cros del Yelmo donde Raquel se ha estrenado como corredora de carreras de trail...
Este año hizo veinte años, veinte años ya que visité por vez primeras tierras sorianas a conocer un cañón con nombre de animal y espíritu de templario. Nada sabía por aquel entonces de su magnetismo, su belleza y su historia. Veinte años después sigo aprendiendo, conociendo y descubriendo uno de los lugares más mágicos de España y como algunos dicen, el centro de energía positiva de la Península Ibérica, ahí es na.
A escasos cuatro kilómetros del inicio del cañón, entrando por Ucero, se encuentra la ermita de San Bartolomé. La ermita es acompañada por yacimientos paleolíticos mal conservados en la gruta que la custodia, junto a un dolmen y la curiosa Roca del Diablo. Pero lo que realmente es sorprendente es la historia que los templarios le dieron a este magnifico lugar.

La vinculación con la Orden del Temple esta probada y junto a ella se abren misterios que quedan por resolver. Esta ermita se halla a la misma distancia, en metros, de los límites más externos al este y al oeste de la península Ibérica. La unión entre el punto de ubicación de esta ermita con otros templos templarios de la península forma una cruz de malta, el símbolo de la orden.




Pero como el viaje iba de descubrimientos incluso para mi que presumía de conocer el lugar, de camino a la N-110 nos topamos con Calatañazor, pueblo mediebal muy bien conservado y restaurado dónde dicen Almanzor perdió el tambor. El que decida viajar a este lugar se encontrará un pequeño pueblo similar, aunque no igual a Patones de Arriba. Afortunadamente con mucho menos transito y tan sólo tres restaurantes donde El Palomar dicen destaca y nosotros que lo catamos así lo confirmamos. Además vuestro bolsillo, machacado por los restauradores madrileños o agradecerá enormemente.
Camino al castillo quizás os encontréis con Víctor y su casa museo que por la voluntad os mostrará la que es quizás la única casa conservada tal cual era hace siglos. Su mayor característica es la cocina realizada en forma cónica y terminada en chimenea característica de la zona y que al parecer, dicha construcción data de los propios celtíberos. Como os decía, la sabina o como el bueno de Víctor aseguraba, el enebro pues así lo ha llamado el siempre (Furi por lo que he podido averiguara este hombre no tiene la razón y debe confundir algo, a no ser que tú nos indiques lo contrario), fue utilizado para la creación de estas cocinas que eran el inicio de la casa y a la que se sumaban en el tiempo el resto de habitaciones.