viernes, 26 de febrero de 2016

Hola amigo!

Hola amigo, qué tal en tu hogar en la red. Tiempo a que no nos vemos. Que qué cómo voy, bien, no me puedo quejar. No ha habido grandes cambios en mi vida pero si muchos aprendizajes. Mi vida transcurre a ritmo, en pareja y se que demasiada centrada en mi propio universo, en nuestro universo; se que es egoísta, lo se, y no creas que no me perturba.



Sigo observando a través de una cámara oscura. Pero no tengo objetivo, es decir, soy un observador no un explorador. Simplemente busco la armonía, mi armonía, en la imagen que quiero captar. Así de simple. Armonía geométrica, basada en la mayoría de los casos en la fuerza del individuo o en la composición de las formas ayudada por la luz.







A veces maldigo mi afición a la afición, a mi imposibilidad para centrarme en un solo hacer, una sola acción. El mundo me muestra tantas posibilidades, tantas cosas que probar que jamás exploraré faceta alguna en mis ángulos, en mis vórtices alocados de inspiración o mis lados menos claros. Dicen que así somos los sanguíneos, hasta en eso el determinismo tiene razón, maldita razón.



Hablando de razón en razones ando. Que haya tenido que pasar casi medio siglo para que comprenda que la razón no existe, que tenerla solo aleja y que buscarla no te muestra la verdad es irónico, vaya si lo es. Cada vez la relatividad, empírica y en prosa toma más significado y desconcierto. Por que cómo sino entiendes que nada es certero cuando lo que ayuda a comprender es precisamente eso, la certeza donde te apoyas. Pero quizás sin apoyo donde sustentarte descubra  qué es la libertad... dividimos y disociamos para comprender, etiquetamos y clasificamos en base a nuestras divisiones para después descubrir que en la norma, lo inclasificable ayuda a comprender la globalidad, vaya locura. Y lo peor es que nos creemos nuestras etiquetas, las que nos ponen y las que nos ponemos. Coartando sin querer lo cínico que poseemos al nacer, la capacidad de decidir.




Viajamos en un mundo que no para y que se mueve a miles de kilómetros de velocidad, velocidad relativa una vez más pues para medirla supongo que alguien habrá tomado algún objeto como referencia anclado en algún lugar donde poder así tomar referencias. Y sin embargo en el universo, al menos que alguien me demuestre lo contrario no hay nada estático. Bendito principio, la falta de inmovilidad es la mejor demostración de que el inmovilismo y por lo tanto lo inmutable no existen. Todo se mueve, todo cambia y se trasforma, no me extraña que la iglesia reniegue de Copérrnico y su si inmutable  hoy axioma: y sin embargo, la tierra se mueve. 




Y qué haces entonces ante semejante caos. Inventarnos la estabilidad.
















No hay comentarios: